Conviviendo entre elefantes

Sayaboury, Elephant Conservation center–        Chicos, he pensado en llevaros a un centro donde nos enseñaran a convivir entre elefantes y a entenderlos y respetarlos como se debe. ¿Os gustaría ir allí?, mientras esperaremos que el abuelito se ponga mejor y mama pueda regresar– La propuesta de Ángel no se hizo esperar con la respuesta entusiasta de los niños

–          Si aita, si, donde esta eso, ¿como te ayudamos?- En un viaje así, la unión familiar se hace más fuerte.

–         Únicamente os pido que tengáis paciencia en el viaje, pues el sitio es precioso pero el acceso para llegar a el es muy lento, no quiero escuchar cien mil veces  ¿Cuánto queda aita?

El centro de conservación de elefantes esta situado en Sayaboury, Laos. El paisaje que te envuelve es de aquellos que te dejan con los ojos abiertos como platos, la vegetación frondosa rodeado de montañas y acompañados de un lago cuyas aguas se tornan plateadas a la caída del sol. Vivimos los tres unos días increíbles alternando el estar con el ser, dejándonos llevar por las enseñanzas que diariamente te abrían los ojos a un mundo fabuloso donde los elefantes eran el compañero ideal, donde los niños se olvidaban de la ausencia de su madre y reían y sentían sus manos tocando la trompa y la grupa rasposa de sus nuevos amigos.

En el centro nos explicaron la problemática que existe en Asia con el trato que reciben estos animales que son utilizados de manera indiscriminada en el turismo, muchas veces siendo cuidados por personas que desconocen sus necesidades básicas, únicamente teniendo en cuenta al animal como una inversión que les aportará beneficios. De esta forma se les pierde el respeto que merecen y su deterioro avanza sin consentimiento.

Elefantes en Sayaboury Elephant Conservation CenterLos elefantes son unos seres magníficos, impresionantes, majestuosos y no dejan de fascinarte en su imponente presencia y su belleza.  Probablemente podríamos aprender mucho de ellos observando sus movimientos en ese paisaje que se transforma en su contoneo, su amoroso  instinto maternal, el respeto al adulto y la importancia de la unión familiar y de grupo que desprenden a cada paso que dan.

–          Mira aita, nos está mirando, inmenso,  que guay.- Chillaba Ishi

–        Que ojos más grandes, que marrones y que pestañas más largas.- Noa se fascinaba mirándolos. De hecho no hace más que pedir si podremos tener un elefante al nuestro regreso a Barcelona.

Mi experiencia en el Centro de Conservación de Elefantes

Al despertarnos Noa y yo pusimos la tele, dejamos dormir a aita un poco más. Yo desayune un pankeke de plátano y mermelada, Noa un huevo frito con beicon y aita una tortilla deliciosa de muchos ingredientes.
Estábamos nerviosos pues era día de viaje, recogimos las maletas para ir a un sitio de elefantes.  Cogimos un tuk tuk que nos dejó en la estación de autobuses, cogimos un autobús que tenía más años que mil abuelos de cien años. Entramos y dejamos las maletas, así comenzó el viaje que era de cuatro horas hasta el sitio de los elefantes. Noa y yo jugamos a cartas, a la Tablet…. Tras tres horas y media el autobús tenía que coger un barco para cruzar el inmenso rio. Mi hermana y yo aprovechamos para estirar las piernas y jugamos un rato en la arena. Vimos el autobús de nuevo al otro lado del rio y subimos, solo quedaba media hora para llegar a la otra estación de autobuses.  Al llegar tomamos otro tuk tuk y allí nos esperaba otro barco que era del sitio de los elefantes, y ayude al señor del barco a empujarlo para llegar al sitio de los elefantes.
Vivimos en una cabaña, y lo primero que hice al entrar fue estirarme en una hamaca, ¡me encantan las hamacas!. Al amanecer nos enseñaron la zona, rodeados de agua y verde. Era la hora en que los elefantes tomaban su baño, era muy divertido, cogían agua con sus trompas, las levantaban y “truuuuuu, truuuuuu” lanzaban el agua mojando sus cuerpos. Los elefantes en Laos tienen como pecas rosadas, en diferentes partes de su cuerpo, sobretodo en las orejas y su cara.  Nos presentaron a los elefantes y a sus “mahouts”, y nos dijeron que eligiéramos el elefante que más nos gustara.
Mano de Ishi sobre ElefanteNoa eligió a una elefanta de 18 años y yo a un elefante de 60 años. Los mahouts nos enseñaron a Aita, a mi y a Noa como montarse en un elefante. Había tres formas, uno subías por su cabeza escalando por la trompa, y otra por las rodillas. Jo, tienen una piel gris, muy dura, rasposa y con unos pelos muy graciosos. Vaya paseo, Noa iba con el aita y yo solo, fue muy divertido. Por la tarde conversamos con la veterinaria, y nos enseñó la “nursery” y nos mostró un sitio para ver el atardecer. Noa y yo encontramos millones y millones de termitas, nos quedamos a mirarlas y regresamos a nuestra cabañita a estirarnos en la hamaca y seguir jugando. Noa tenía sueño y dijo que quería dormir en la hamaca, pero aita le dijo que no pues hay mosquitos que transmiten enfermedades y en la hamaca no había mosquitera, en cambio en las camas donde dormíamos sí. Aita le puso a hacer un pipi, se lavó los dientes y se quedó roque. Yo me estire en la hamaca con el aita y nos relajamos.
Los mahouts tienen una relación especial con el elefante, desde que empiezan a ser mahout están siempre con el mismo elefante, crecen con el elefante. Los elefantes pueden vivir unos 100 años así que envejecen juntos.
Ese día desayunamos huevos revueltos, los mahouts nos dijeron que nos enseñarían a darles instrucciones. Nos mostraron un cartel donde explicaba las instrucciones. Primero practicamos junto con los mahouts y luego solos. Primero monto Noa, luego yo y después el aita. A mí se me hizo muy divertido ver como nos hacían caso, fantástico!!!.
En uno de los paseos, mi elefante se levantó con dos piernas y casi me caí, y el mahout se enfadó un poco con mi elefante.  Le pregunte, porque había reaccionado así, y me contesto que porque se estaba defendiendo, pero no supimos que había visto. Yo me asuste un poco.
Más tarde, fuimos al museo y construimos un puzzle enorme de elefantes hecho de madera. Nos explicaron que los elefantes comen cada día 250 kilos de comida, cagan 100 kilos, beben 150 litros y orinan 100 litros, y nosotros nos quedamos boquiabiertos con la información.
Se hizo de noche de nuevo, cenamos y Noa se quedó dormida. Yo me quede con aita en la hamaca y nos contamos historias, desde la cabaña escuchábamos sonidos de animales, patos, grillos, el bramido de los elefantes, la lluvia. Encontré un caracol y lo cogí entre mis manos…. Fue una experiencia genial pasar unos días en el centro de conservación de elefantes.

                                                                                                     Ishi

Erase un centro de conservación de elefantes

Erase una gente fabulosa, luchando por una buena causa.

 Una cabaña con sonidos variopintos,

Una familia descubriendo un nuevo mundo.

Sabores exquisitos con matices asiáticos.

Un animal inmenso de ojos vidriosos,

Su larga trompa, la piel áspera en su textura.

En su grupa zigzagueamos entre la vegetación.

¿Daríamos nuestra  vida por descubrir cuáles son sus pensamientos?

Compañero, nos fascinaría poder seguir siendo amigos,

Hasta la vista, nosotros seguimos camino…..

                                                                                       Familia Trotamundos

Elephant Conservation Center, Sayaboury ( www.elephantconservationcenter.com )

 

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Luang Prabang, el reino de millones de elefantes

Luang PrabangLuang Prabang es reconocida por La UNESCO como la capital del «Reino de millones de elefantes» en el siglo XIII. Algunos por su belleza y su historia la conocen como “La perla de Laos”.  La antigua capital es una ciudad religiosa, en sus días vivieron reyes y príncipes. Impresionante en su escenario que resurge de entre la vegetación y el paseo creado alrededor del rio Mekong, cuyas aguas en sus brillos cambiantes, rosados anaranjados y dorados la llenan de esplendor y la cubren de una esencia mágica.

Los edificios se distinguen de entre la vegetación, casitas de tejas rojas, las pagodas en sus dorados, los templos llenos de budas, su tranquilidad, y lo más fascinante, lo que nos ha conquistado como siempre, su gente, cálida, cercana, tímida y sincera. Los paisajes pueden ser hermosos, bellos, espectaculares pero lo que realmente llena de vida cualquier paraíso es el movimiento, el traqueteo, los sonidos y olores que se van alternando a lo largo del día observando como la vida de los laosianos va llenando las calles: niños con su alegría y candidez jugueteando, monjes en sus plegarias en su aprendizaje, mujeres y hombres danzando, así como los ancianos en su sabiduría.

Recorríamos la ciudad en bicicleta. Desde la cima de la colina tienes una vista fabulosa de toda la ciudad y es entonces cuando te das cuenta de que se desprende una energía única, espiritual, pudiendo escuchar su latido, fuerte, altivo, lleno de intensidad.  Noa prefería colocarse en el asiento de adelante, iba fascinada mirándolo todo con ojos grandes, ojos de niña. Mientras detrás de ella iba pedaleando y manejando, internándonos por las callejuelas. Ishi normalmente se adelantaba y esperaba cuando no sabía la dirección a tomar.

–          ¿Aita es por aquí o giro por la siguiente?

El juego y el como un pequeño detalle se transforma en juguete

NiñaLos niños de Laos son impresionantemente vitales, entusiastas, hermosos soñadores, llenándote de una alegría contagiosa al recibir de forma constante el regalo de sus sonrisas. Es fascinante observar como un niño o un grupo de niños juegan durante horas en un mundo imaginario, lleno de códigos y significados que transforman la realidad en un mundo fantástico. Nunca me cansaría de mirarlos, aunque parece que a un adulto le pueda resultar difícil de comprender, es simplemente poner atención y pronto te trasladaras siendo invitado a compartir de la experiencia de volver a sentirte uno más en esa imaginación desbordante. El infante aprende, investiga sin miedo, descubre, percibe, intuye a través de su mundo de juegos. El grupo de niños aprende a compartir, se inicia en un sistema de signos y significados, percibe alegrías y vence miedos en su andar. Pierde y gana batallas, se aventura y se abre a un mundo que le permitirá más adelante caminar en ese loco y complicado mundo adulto.

Una de las experiencias del viaje más hermosas, está siendo ver como Ishi y Noa participan del juego en sus diferentes momentos, edades, países y culturas en las que nos estamos adentrando. Como se están relacionando con cada uno de los niños que estamos  conociendo en el camino, como el lenguaje corporal vence las fronteras del lenguaje oral, como siendo niños no existen diferencias culturales, sino que las diferencias se transformas en risas o carcajadas por la ambigüedad. Esta siendo un regalo observar como los niños buscan niños y vibran en sinfonía  una fuente de energía descubrir en sus ojos felicidad. Como cualquier pequeño detalle puede llegar a ser un juguete y ser partícipe de un gran juego. Que un simple botón pueda  transformarse en aquel objeto más “fashion”.

En un principio pensamos que una de las primeras cosas que les costaría a Ishi y Noa seria desprenderse de su habitación de juguetes y llevar solo una mochilita con aquellos más preciados. Ha sido un aprendizaje comprobar no solo que no les fue difícil elegir qué es lo querían llevar, sino ver la facilidad con que su mochila se transforma y aquellos objetos mágicos van cambiando al mismo ritmo con el que vamos avanzando en nuestro viaje, mientras que las culturas cambiantes van formando parte de sus vidas.

–          Ishi vamos a buscar cosas interesantes por el suelo.- Noa incitaba a su hermano en un nuevo juego.

–          Venga chicos no seáis basureros, que después llenáis la habitación de trastos viejos.- a Ángel no le gusta que Ishi y Noa cojan cosas del suelo.

–          Pero aita no ves que no es basura, son grandes tesoros.

Deambulando sin rumbo

Si queréis conocer bien cualquier lugar, lo mejor a ser posible es dejarte llevar e ir deambulando sin rumbo. De esta forma te verás envuelto en una marea que te llevara guiándote a los lugares más increíbles. Luang Prabang no es una excepción, la ciudad te envuelve desde el primer momento, un suave olor a jazmín,  esencias de platos cocinados con ese toque asiático, los sonidos de las bicicletas en su tintineo al tocar sus timbres, las risas de los niños, el lenguaje incomprensible a nuestros oídos, los monjes recorriendo las calles, los fieles mostrándoles respeto, ofreciéndoles comida, miradas satisfechas, agradecidas.

De entre las callejas das a parar a un mercado, frutas recién cortadas, vasos de plástico en sus diferentes coloridos dependiendo de la variedad de frutas preparadas, agua de coco, pescadito asado insertado en un palo, salchichas, puestos de flores…. El olor va variando dependiendo del producto puesto a la venta. Pies descalzos, pelotas de futbol, cada equipo siguiendo el balón….

Monjes en el río MekongUna carrera de piraguas surcando las aguas del rio, un pescador lanzando la red, un monje enseñando los misterios del agua a un niño envuelto también en su túnica color azafrán, las cafeterías a lo largo del rio Mekong donde las horas te pasan viendo simplemente fluir el rio que da color a Luang Prabang, una ciudad encantadoramente viva.

–          Aita me encanta Luang Prabang

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Vang Vieng, las mil y una caras de un puente

Campesina en Vang Vieng (Laos)Vang Vieng es un pueblito situado a tres horas al norte de Vientián. Está creciendo poco a poco, su turismo básicamente de “backpackers”. De viajeros hay muchos y de muchos tipos, con sus diferentes inquietudes, sus ganas de descubrir y de conocer un mundo diferente. No obstante aquí encontramos sobre todo los que van en busca de fiesta, drogas y alcohol ligado a algo parecido a un deporte de aventura.

Podríamos llamarle la capital del “tubing”, o cómo bajar el río tumbado sobre un flotador. Donde realizas paradas en pequeños barecitos establecidos por su curso para ponerse morado de alcohol. Lo cual es bien absurdo, pues el deporte nunca es buen aliado del alcohol. Tras cuatro horas de bajada los turistas regresan borrachos sosteniendo sus flotadores en una imagen, si bien un tanto deplorable. Y más si tienes dos niños preguntones que no pasan ni una y que te avasallan con sus preguntas directas al grano. Al menos las imágenes me sirvieron para darles una buena disertación de los efectos que el alcohol y las drogas pueden causar en el ser humano.

No obstante, a pesar que es una pena que el recurso económico del pueblo sea precisamente ese turismo, lo cual a mi parecer enturbia su encanto, Vang Vieng está rodeado de una naturaleza exuberante, paisajes paradisiacos donde poder encontrarte con la verdadera esencia de la cultura que trasmite Laos. Campos de arroz en su inmensidad, montañas de piedra caliza donde se forman cuevas increibles, de altura y formas diversas, budismo y templos, gente trasparente y llena de encanto.

Partiditas de ajedrez, refrescos y una comida sabrosa

Relajandonos en el Blue LagoonNos alojamos en un hotel con piscina a orillas de un rio, partiditas de ajedrez, chapuzones y juegos de agua en el “Blue Lagoon”, una laguna donde refrescarse, siendo de lo más placentero. Allí practicábamos, casi a diario, nuestro particular “tubing” adaptado a la familia, pues al fin y al cabo la idea esencial de este deporte es increíblemente divertida. Un neumático gigante de camión a modo de flotador, un gran árbol que nos maravillaba en sus diversas alturas a modo de trampolín de saltos. Una cuerda atada a sus ramas para deslizarnos en el aire y dejarnos caer sobre las aguas azul verdoso y mucha energía para no parar de saltar y de divertirte en tus brincos, dejando el relax para más tarde sobre el neumático flotando en el agua.

El clima era asfixiante, el calor, la humedad, de aquellos días en los que la ducha no sirve prácticamente para nada, solo para recordarte lo reconfortante que es sentir el agua sobre tu cuerpo empapado de sudor. Te duchabas, te vestías, abrías la puerta de la habitación y unos goterones invadían rápidamente tu piel.  Intentábamos desplazarnos en las primeras horas del día y regresar hacia el atardecer cuando la intensidad del sol no incidía de forma tan abrasadora.

Uno de los días alquilamos una bicicleta que al pedalear con un poco más de fuerza la cadena se salía de forma constante del piñón. ¡Que locura de trayecto! Entre el calor y la dichosa cadena acabe con unas ganas locas de que el día tuviese menos horas.

–        Aita, se me ha salido otra vez la cadena.- Ishi parecía pedalear sin sentido

–        Caray!!! otra vez no, pero que haces, no le des tan fuerte.- Ángel refunfuñaba, sus manos estaban llenas de grasa de tanto colocar la cadena en el plato de nuevo.

Las mil y una caras de un puente

Campesinas cruzando el puente de Vang Vieng Cada día teníamos que cruzar el puente. Curiosamente, había que pagar un peaje, dependiendo de si ibas a pie, en bicicleta, en ciclomotor o en otro tipo de vehículo, el precio variaba. La de historias que nos podría contar si pudiese hablar. Al cruzarlo parecía poderse escuchar un susurro que te acompañaba en su recorrido. Crujidos al caminar sobre las viejas maderas, sonidos del viento al silbar sobre los cables rojizos que lo mantenían en pie, palabras cruzadas de los transeúntes que se movilizaban sobre él para llegar a sus puntos de encuentro.

Podías pasarte horas y horas únicamente observando, desde que se iluminaba con los primeros rayos de sol hasta que parecía desaparecer sobre su rio al anochecer. Parecía que toda la vida de ese pueblito se empezaba a cocer en ese tramo que permitía cruzar el rio, un rio de aguas marronaceas, aguas normalmente tranquilas, solo a veces turbulentas, rodeado de montañas donde la vegetación no parecía tener fin. Personas desfilando de un lado para otro en una dirección, con una propuesta, con una ilusión, con un propósito. Expresiones diferentes, vestuario de colores, pies dándole a los pedales, ruedas girando……

–     Aita hagamos una carrera, venga a ver si me pilláis hasta el otro lado.- Ishi pedaleaba con todas sus fuerzas consiguiendo desplazarse velozmente.

–       Pero bueno, eso se avisa antes, me coges desprevenido, ahí vamos, Noa agarrate fuerte.

 

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Vientián, calor y amabilidad a orillas del rio Mekong

En el Buda Park–          ¡Greeeee, heeee, chiiiiii! Diana me oyes, no tengo buena conexión, voy con los niños a Laos.- Los sonidos por Skype eran constantes, la comunicación era muy mala pero nos íbamos entendiendo.

–          A Laos? No decías que no iríais por allí, ¿Cómo os las vais arreglando los tres? ¡heee, chiiii!.- La conversación seguía su curso.

–          Tranquila todo en orden, tenemos que salir de Tailandia para que nos renueven el visado, pues al haber entrado por tierra solo nos dieron 15 días. En Laos pediré el visado por un mes, te paso a los niños que te quieren dar un beso.

Poco a poco se sucedían los días.

Homeschooling, y sueños en un tren

En la estación de Bangkok tomaron el tren. Los trenes son transportes ideales para viajar en familia. Todo conlleva una aventura al igual que en los libros de Harry Potter, donde desde el momento de entrada a la estación por el muro mágico desde el andén nueve y tres cuartos, hasta los compartimentos del tren que te hacen saber del inicio de un viaje, de compartir vivencias con los demás pasajeros y te llevan a un mayor conocimiento de este increíble mundo. En ese agradable traqueteo, las ventanas les iban mostrando otras realidades.

–          Y donde dormiremos.- Ishi y Noa no veían la cama, hasta que Angel finalmente les explicó cómo funcionaba.

Llegada a LaosEntre las posibilidades varias de investigar y corretear por los pasillos, realizaron las actividades ligadas al “homeschooling”, un libro y unas hojas en blanco. Matemáticas en sus problemas, alguna redacción, una película en ingles…. El sol se iba escondiendo y el cansancio iba haciendo mella, a pesar de que la excitación habitual de los cambios hace que las posibles rutinas no se lleven nunca de la misma forma.

Pero finalmente, Ishi y Noa durmieron arropados ambos en la misma cama y la imaginación y el cansancio les llevo una vez más al país de los sueños donde todo es posible, donde la realidad se transforma en subjetividad y donde el inconsciente te lleva más allá de lo alcanzable.

Laos un país del que mi familia se enamoró desde el primer momento. La conexión que sintieron fue maravillosa y una de sus preferidos del sudeste asiático. Parece mentira siendo Laos un país sin costa que prácticamente pasa desapercibido por ser uno de los países más pobres del mundo. Es increíble cómo funciona la seducción en todos sus sentidos, fluye en ambas direcciones, paisajes llenos de armonía y belleza, las emociones se despiertan desde las primeras sonrisas que te regalan sus habitantes, quienes no te acosan con su incesante intento de venta, te abren las puertas a un mundo bello, colorido, tranquilo, sin tantos bocinazos y motocicletas, en un alegre pedaleo entre esas bicicletas de grandes ruedas.

Aprendiendo del budismo, los niños budistas

Monjes budistas en VientianeEl budismo está siempre presente, formando parte de las vidas de las personas, en sus costumbres, en su cultura, en sus paisajes. Los laosianos ofrecen comida a los monjes cuando estos hacen sus paseos vespertinos. El azafrán de las túnicas liadas a sus cuerpos, monjes paseando, incorporándose a cada una de las posibilidades, les observareis en los templos, mirando algún partidillo, fotografiándose con los turistas practicando su inglés, al lado de los ríos mirando al infinito, rezando, figuras alargadas, de cabezas rapadas, una bolsa con libros les acompaña en cada paso…

“Los Budas se caracterizan por tener los lóbulos de las orejas aumentados, lo que constituye un signo de amplio saber; los ojos semicerrados y los labios entreabiertos, y se le suele representar en la postura de meditación”

Buda aparece por todas partes, grandes, medianas y pequeñas figuras doradas, barrigas orondas, de lóbulos grandes, o bien reencarnado en sus jóvenes novicios, niños budistas, aprendiendo en esa filosofía del despertar.

“Con sus 11 caras y sus mil brazos simboliza el deseo de Buda de ayudar y consolar a los que sufren.”

“Con el brazo derecho doblado con la palma de la mano vuelta hacia arriba dando a entender el que no tengamos miedo.”

“Situando el centro de la vida que está localizado detrás del ombligo de su inmenso abdomen.”

Bicicletas como vehículo de transporte

Paseo en bicicleta por la rivera del río MekongNo podemos hablar de este país sin mencionar las bicicletas, de grandes asientos, colores variados, cargadas en sus diferentes actividades diarias, venta de productos, la compra del día, escobas, cestas de paja, al rico pescadito fresco……

El intercambio de sonrisas al cruzarse unas con otras, timbres en ese cascabeleo “ring, ring” a modo de saludo, indicando que por aquí ando, por aquí me muevo.

Por supuesto, Ishi, Aita y Noa también pedalearon al mismo son, de un lado a otro, recorriendo Vientián, sus templos budistas, sus calles poco transitadas, un pueblo grande con un toque muy francés.

Es verdad que las estadísticas nos muestran un alto analfabetismo, una mortalidad infantil elevada, siendo uno de los pocos estados comunistas que todavía hoy perduran. Ha padecido años de aislamiento internacional, empezó a abrirse al mundo en los años 90. Aun así las estadísticas no reflejan ese encanto que desprende y que te conquista en su manera serena de enfrentar los problemas. 

Felicidad, unidad y valores, un entorno increíble rodeado de naturaleza, el buen carácter de la gente laosiana, sus mujeres, sus hombres, los niños jugando en el río, compartiendo los árboles, el colorido verde y ese columpio en las alturas desde el que saltan hasta cansarse … la alegría en sus caras les impedía ver la pobreza. A veces me pregunto que sería si todavía pudiésemos vivir en un mundo sin dinero. Por un lado, el dinero conlleva riqueza, y otros piensan que “el dinero no da la felicidad pero ayuda ;-)”, no obstante si le das la vuelta a la tortilla también conlleva corrupción, avaricia, egoísmo, desigualdades e infelicidad en esa búsqueda eterna de tener y querer más. ¿Para qué queremos más? si lo vital e importante no lo sabemos ver, incluso a veces teniéndolo muy cerca.

 

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Mairood, un pueblito pesquero en el Golfo de Tailandia

Niña el el pueblo pesquero de MairoodLa inseguridad de los primeros días se iba transformando paulatinamente en un agradable acercamiento. Curiosamente Ishi y Noa se adaptaban a la ausencia de su madre y su comportamiento iba cambiando sin tantas triquiñuelas. Por poner un ejemplo, no os podéis imaginar las pateadas que nos dimos en nuestros andares recorriendo ciudades, o empujando las maletas. Ishi colaboraba casi sin tenérselo que pedir, sin ese gran “PERO o ESPERA aita”, Noa llevaba su maleta sin protestar y en ningún momento me pidió que le llevase en brazos como suele hacer con Diana. Las risas fluían de nuevo, y yo podía conocer una cara de mis hijos que estando los cuatro me la suelo perder. El tiempo que disponía para la fotografía era más limitado, o bien al tener que estar más pendiente de ellos me perdía imágenes que otras veces no hubiesen escapado de mi objetivo, lo siento amig@s. Disfrutad ahora con alguna anécdota explicada  por este “cocolo” que a veces me vuelve loco.

Mis primeros días en Mairood
Tras salir del hotel fuimos en tuktuk hasta la frontera con Tailandia, el tuktukero dio muchas vueltas. Pasamos por un puente hasta llegar a la frontera, donde aita hizo todo el lio de los pasaportes. Cruzamos la frontera sin problemas, y entonces cayo un chaparrón que duró 30 minutos. Mi aita tenía que sacar dinero, pero ningún cajero funcionaba, cuando pasa eso es un rollo pues tenemos que ir de cajero en cajero, no sabemos porque ocurre. Al final dimos con uno del que salían billetes. Tuvimos que coger un camión para llegar al hotel, pero el camionero conducía a 200 por hora como mínimo, además lloviendo y subidas y bajadas fuertes con sus curvas. Aita empezó a gritarle fuerte, pues no le oía.
–          Slowly, slowly!!!, please, slow down
Finalmente paro, nos dejó ir delante y así fue más despacio, a la que se embalaba aita le decía que más despacio con calma. Llegamos al hotel de un pueblo pesquero, olía a mar, ¡que rico!.
Ishi & Noa preparados para remarCuando entramos la señora del hotel nos enseñó la habitación. Encontré una araña gigantesca, Noa empezó a gritar, tenía mucho miedo, así que tuve que matarla. Al amanecer, la señora del hotel que era muy simpática, nos enseñó su granja, entramos dentro del corral de las gallinas, y encontramos un huevo, nos dijo que lo cogiéramos para nuestro desayuno. También entramos dentro del corral de patos, pero allí no había huevos, luego vimos a las ardillas, muy graciosas, y a siete perros nada más ni nada menos. Por la tarde Noa y yo salimos a pasear, vimos los pantanos del hotel hasta que se fue haciendo de noche. Cenamos una comida de mar deliciosa y luego teníamos tanto sueño que nos fuimos a dormir.
¡Qué sorpresa!, a la mañana siguiente, las gallinas habían puesto tres huevos !!!, y otro en el de los patos. “Creo que ponen huevos cada día”, es increíble. Noa se entusiasma cuando encuentra un huevo, bueno yo también me pongo contento. Una familia inglesa había venido a nuestro hotel, y fueron a bañarse a una piscina que había, y jugamos con un niño. Me gusta cuando hay más niños como nosotros, Noa cree que todos los niños que encontramos están dando la vuelta al mundo, “tengo una hermana un poco loca”.
Otro día la señora del hotel que se encariño con nosotros, nos llevó al supermercado del pueblo y a mi me compró unas galletas oreo, unas patatas y un zumo de naranja y a Noa dos chocolates con leche, unos cheetos y unas rosquillas. Nos pusimos las botas de porquerías, “mami se tiraría de los pelos si nos viera, jejeje”. Al regresar nos hicimos un sinfín de fotos con los animales. Jugamos a un juego de mesa que se llama serpientes y escaleras, nos lo pasamos bomba con él. La cuestión es llegar arriba, a la cima de todo pero a veces caes en zonas donde hay serpientes y escaleras y entonces algunas serpientes y escaleras suben arriba y otras te llevan para abajo. Gana quien llega arriba, claro!. Para comer hicimos sándwiches de jamón, queso y mayonesa que estaban de muerte. Dimos un paseo por el pueblo, vimos muchas casas y mucha gente que pescaba y muchos barcos. Esos días jugamos mucho con el niño, por la noche salían las lagartijas para comer mosquitos. La señora del hotel nos ofreció a los niños unos cocos gigantes muy sabrosos. Noa y yo no creemos que ese hotel fuera un hotel sino una granja donde los dos estamos disfrutando mucho.
                                                                                                                            Ishi

–          Aita, ¿cómo caben los huevos dentro de las gallinas? ¿Cómo hacen para que salga uno cada día? Y ……..- Noa no cesaba en sus preguntas.

–          Tu pregunta  me hace recordar  de un  cuento donde había una gallina que ponía cada día un huevo de oro…. ¿Queréis que os lo explique?- Ishi y Noa respondieron con un si explosivo.

–          Érase una vez, en un país muy lejano…….. 

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Koh Kong, unos días de relax antes de cruzar a Tailandia

Angel, Ishi & Noa en Koh KongEn nuestro camino para el reencuentro con Diana, inicialmente previsto hacia mediados de Agosto en Bangkok, decidimos hacer una parada breve en Koh Kong, en la frontera de Camboya con Tailandia, del lado camboyano. Fueron cuatro días de poco ajetreo, que los pasamos entre el hotelito donde nos alojamos y un hostal donde íbamos cada día a comer. Lo del hostal como lugar de almuerzo fue como un amor a primera vista.Nos topamos con él por casualidad mientras buscábamos un lugar donde comer tras nuestra llegada a Koh Kong. Como siempre y siendo varias las bocas que alimentar, buscábamos un lugar que se ajustase a nuestro bolsillo, y fue así como descubrimos el menú del susodicho hostal. El menú nos hizo dar el paso de entrar en su restaurante, con vistas al mar, pero lo que hizo que volviésemos cada día, además de la amabilidad del personal, fue la existencia de un billar y una Play Station, que hicieron las delicias de Ishi en los momentos previos y posteriores a cada comida. El personal que atendía el hostal, enseguida hizo buenas migas con Ishi, y fueron sus contrincantes tanto para el billar como para las partidas de futbol que organizaban en la Play Station. Así se sucedieron los días en Koh Kong, entre baños en la piscina del hotel, partidas de billar, Play Station, “homeschooling” y maravillosos atardeceres a la orilla del mar.

Angel

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Sihanoukville, en busca del nuevo equilibrio

No tenían un camino trazado, simplemente las circunstancias nos habían llevado por rutas en direcciones opuestas. Cada situación por diferente e inesperada que sea te lleva a un nuevo aprendizaje. De nuevo, encontrar un equilibrio, al igual que difieren un cuadrado de un triángulo, las relaciones que se establecen entre los cuatro varían cuando uno de los personajes no está presente. Es cierto que la tecnología ha influido mucho en la posibilidad de comunicarse, la pantalla y la sonoridad puede aportar muchísimo de la persona, pero esta nunca suplirá ninguna presencia real, cálida, su figura y su lenguaje corporal, su olor, su conversación, su intervención en cada pequeño detalle, su estar.

“Aita” aportó a los niños todo lo necesario, ese amor incondicional, esa fortaleza, las decisiones a tomar, el camino a seguir, el “homeschooling”. Ese instinto paterno se intensificó en cada uno de los posibles detalles. En sus días intranquilos, más alborotados, los decididos y de largos recorridos, los que determinaban claramente la intensa relación que existe entre padre e hijo, y aquellos días más dulces en los que a la caída del sol te duermes con una sonrisa en los labios, enlazados los tres en un gran abrazo. Que gran tranquilidad aporta observar en la pareja esa esencia tan especial que puede llegar a desprender un padre.

Recorrieron cielo y tierra de norte a sur, de este a oeste, avanzando lentamente disfrutando de los sabores que Asia les estaba ofreciendo.

–          Aita ¿Qué haremos mañana?.- Ishi preguntaba curioso.

–        No tengo ni idea todavía, esta noche acabo de decidir cuál será nuestro próximo destino, os lo explico mañana en el desayuno, vale?.- Angel arropó a los niños mientras apagaba la luz.

–     Aita deja una luz encendida, tenemos miedo.- Tanto movimiento a veces despierta esos miedos infantiles de los que de algunos no nos libramos ni cuando crecemos.

–          Shiiiiii!, tranquilos, pensar en algo muy bonito, algo que os encante, un paisaje, un abrazo, un olor. Ahora cerrar los ojos, atraparlo bien fuerte, descansar y a tener dulces sueños.- Con su barbilla se acercó a ellos haciéndoles cosquillas en sus mejillas.

–          Aita, aitatxu, te quiero, buenas noches.

Los tres en la playa de SihanoukvilleY así, al día siguiente, tomaron rumbo hacia Sihanoukville en la costa sur de Camboya. Autobús y una mochila, días de playa y piscina, “chiringuitos”, calamares y pescaditos fritos, un dragón escondido mostrando su cola, castillos de arena entre batallas de soldaditos de plástico, “homeschooling” en la habitación de hotel, “flip flops” chancletas pegadas a un tronco, partidas de billar. Silencio y batiburrillo de conversaciones, calma  y tormentas, risas y desvaríos, buscando entre los tres entendimiento en esa nueva convivencia. Mientras, Camboya les abría los brazos mostrándoles su lado más amable.

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Pnomh Penh, un alto en el camino

De los tres días en Phnom Penh, la capital de Camboya, no recuerdo apenas nada, una ciudad con mucho trafico, un tanto caótica, en un continuo fluir de personas, coches, motos, bocinazos y mucho calor, teníamos cosas mas importantes en que pensar y no estaba por la labor de percibir la ciudad con grandes ojos. Si tuviese que decir algo de lo que todavía recuerdo fueron la visita a los jardines reales en esos dorados imposibles que hacían parecer al lugar un paisaje típico de un cuento de hadas.

Habían pasado 58 días desde que salí de Phnom Penh, capital de Camboya con destino a Barcelona. Recuerdo la despedida.

–          Diana, te acompañamos al taxi pero no al aeropuerto, que te conozco, mejor un adiós rápido.- Ángel sabe de sobra que las despedidas no son lo mio.

–          Oh ¿su familia no viene con usted?.– Preguntó el taxista que me llevó en el aeropuerto tras arrancar el taxi.

–          No.– Las lágrimas empezaron a inundar mis ojos, y el único “no” que puede articular prácticamente se me había quedado anudado a mi garganta, el resto del viaje transcurrió en el más absoluto silencio.

Finalmente habíamos decidido no regresar la familia al completo. Finales de Julio, vacaciones escolares, los tickets estaban carísimos, y ¿realmente que haríamos todos allí?. Un tanto descolocados tras tanto movimiento, pensamos que sería mejor así, Ángel se quedaba con los niños, seguirían recorriendo Camboya y conociendo Laos a un ritmo mucho más tranquilo sin ninguna pretensión, simplemente dejando transcurrir el tiempo que necesitara mi padre para recuperarse tras la intervención.

Concepto de salud

Uno de los valores más importantes que podemos poseer en nuestra vida es la salud. Os habéis preguntado alguna vez ¿que implica estar sanos?, ¿Qué conlleva tener salud?, el concepto de salud es tan amplio y abarca tanto que a veces es increíblemente difícil encontrar alguna definición que pueda captar toda su maravilla.

“El estado de completo bienestar físico, mental, espiritual, emocional y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades. La salud implica que todas las necesidades fundamentales de las personas estén cubiertas: afectivas, sanitarias, nutricionales, sociales y culturales.”

La OMS en 1946

Esta definición puede resultar un tanto utópica, pues estimaríamos que sólo entre el 10 y el 25 % de la población mundial se encuentra completamente sana. Lo cual realmente no deja de ser del todo chocante.

“Una definición más dinámica de salud es el logro del más alto nivel de bienestar físico, mental, social y de la capacidad de funcionamiento que permitan los factores sociales en los que viven inmersos el individuo y la colectividad. La salud, en términos físicos, forma parte de uno de los pilares de la calidad de vida, bienestar y en definitiva de la felicidad.”

El camino de la vida

No te das cuenta de la importancia del constante equilibrio que posee el ser humano hasta que lo pierdes. Los casi dos meses transcurridos en Barcelona habían resultado una gran prueba para todos. La búsqueda por recuperar la salud había puesto tanto a mi padre como a su círculo inmediato  en un sendero que parecía transcurrir en continuo torbellino de sinsentidos. Nunca sabias que iba a suceder al día siguiente. Todo fue muy intenso, desde el primer encuentro en el aeropuerto donde mis hermanos, cuñados y sobrinos me esperaban en busca de un gran abrazo tras un año sin verlos hasta las conversaciones filosóficas y más terrenales compartidas con mi padre antes, durante y tras la intervención. Mi madre en ese apoyo continuo, en ese saber estar. La movida y alegre convivencia en las diversas casas en las que me alojé, familia y amig@s. Esa profunda lucha por la vida y por el seguir al lado de los tuyos que mantenía nuestro padre, esos nervios durante la larga intervención y posteriores recaídas, el ir y al hospital, las conversaciones con el equipo sanitario, médicos, cirujanos, enfermeras, auxiliares. Todo el equipo sanitario al completo trabajando todos a una y transmitiendo esa humanidad que solo el hombre es capaz de dar cuando sientes tu profesión en cada poro de tu piel.

–          ¿Sientes miedo papi?.- le pregunte uno de los días que peor se encontraba en el hospital, mientras le sostenía la mano.

–          Soy mayor ya para sentir miedo, pero si que me gustaría poder disfrutar de unos añitos mas, aun tengo cosas pendientes por hacer, me siento joven. Que bien que estés aquí Diana, gracias.-  Me atrajo hacia él y me abrazo muy fuerte.

Nos alegraba observar como se aferraba a la vida, con una esperanza apasionante, en una lucha constante, con sus momentos de arrebato, de ira, contagiosos brotes de una alegría un tanto histérica ligada al encierro que es el estar dentro de un hospital tantos días y con una incertidumbre de no saber que ocurrirá en un futuro próximo. Desilusión e ilusiones, la locura del sin dormir por la noche y esos terribles e incómodos accesos de tos, esperanza y desesperanza en sus altos y bajos… El tiempo en un hospital trascurre sin sentido, a veces raudo, veloz como el viento, otras silencioso y desesperadamente lento, a veces, imposible de conseguir que los minutos vayan pasando. La habitación de cuidados intermedios iba transformándose. Es fantástico ver como la metamorfosis iba produciéndose paulatinamente en su habitación de hospital, dibujos de colores que transmitían alegría y muchos ánimos, fotografías con los siete enanitos, sus siete nietos que no cesaban en su intento por ver al abuelito, cremas de olores diversos para hidratar su piel en ese sinfín de masajes para darle bienestar, agua de mar que recogió Manuel, el marido de mi hermana mayor con los niños, pues mi padre es un apasionado del mar y del olor que desprende, una roca de cuarzo a la que Lucas de seis años, uno de los enanitos, había bañado en sal durante toda la noche para que estuviese bien limpia, una foto de Ishi, Noa dando un beso enorme a su aita, con su mensaje “abuelito a por ellos que son pocos y cobardes, te queremos mucho”, las fotografías de las tres flores, el signo de “ChoKuRei” el símbolo de la energía, conocido como “el interruptor”, porque abre el paso al flujo de la energía, y un sinfín de detalles mas que simplemente mostraban las ganas de que recuperase ese equilibrio perdido de  toda su familia y las amistades que le adoran.

Una figura muy especial

Una mano entrelazada a la fortaleza que le transmite su padre. Entre millones de figuras trazadas a pinceladas podría reconocer fácilmente la de mi padre, es aquel de mirada serena, azulada, de hablar suave, de anchos hombros, cálido, tierno, gran conversador, aquel que desprende un aroma de lo más especial, aquel hombre, el más noble, el que me sonríe.

Desde niña me desvivía por estar junto a el, era relativamente fácil pues normalmente todos querían estar a la vera de mi madre, toda una madraza. Es tan agradable sentirme a su lado, salir a correr a la “carretera de las aguas”, jugar un partidito de tenis, ayudarle a preparar el te en esa receta mágica, unas cuantas risas tras jugar a ser un monstruo y perseguirnos por toda la casa. La voz de mi madre se escuchaba detrás “esto va acabar mal Juanjo, jugando así, los pones demasiado nerviosos”. Como me enseño a ir en bicicleta sosteniéndome el sillín ligeramente estimulándome a pedalear y a mantener el manillar recto. Es increíble esa primera vez que te ves tú solo pedaleando a dos ruedas, que sensación de libertad. Siendo paciente y mostrándonos como el problema que teníamos que resolver no era tan complicado, mientras fumaba en pipa y nos contaba historias… Ummm! Ese dulce aroma de pipa. Los recuerdos de mi niñez son innumerables, no os sabría decir si ha sido la mejor, pero os aseguro que me siento afortunada de como la he vivido y de la felicidad con la que siempre me he visto rodeada.

La familia trotamundos seguía su rumbo

El apoyo que tuve desde Camboya y Laos era constante, estaba dividida fluyendo hacia dos lugares del mundo, ambos dos ligados al amor que siento por mi familia. Sabía profundamente que todos estábamos en el lugar que nos tocaba, Ángel y los niños siguiendo camino transmitiéndome siempre por un agujerito sus constantes andanzas, mis herman@s, cuñad@s, amigos y madre en ese acompañamiento, intentando dar lo mejor que cada uno podía en ese momento. Y nuestro padre un luchador, en ese nuevo aprendizaje que la vida le regalaba.

¨Cuando pensé que sabía todas las respuestas, vino la vida y cambio todas las preguntas……¨

 Desconozco el autor

Mientras, camino de Laos Ángel, Ishi y Noa, filosofaban de la vida, de la existencia de Dios, de las religiones, de las que han ido viendo en las diferentes partes del mundo. Nosotros como padres no les hemos inculcado ninguna en particular, les explicamos de su existencia a medida que surgen las preguntas. En eso Noa iba escuchando, y diciendo ejemmm, siiiii, y entonces Ishi le pregunto.

–          Pero bueno Noa, ¿que acaso tu sabes quien es Dios?.- Le pregunto Ishi interesado en la opinión de su hermana que pacientemente seguía la conversación.

–          Pues claro, el rey de las nubes.- E irguiéndose, adoptando una postura de seguridad, contestío quedándose mas ancha que larga y dejando a padre y hermano totalmente descolocados y boquiabiertos.

Bangkok, el rencuentro familar

Manuel me dejo en el aeropuerto de Barcelona, a mi padre le habían dado el alta, que alegría, es como un subidón de adrenalina. Parecía poco a poco más restablecido y había llegado el momento de regresar con los míos. El mismo me lo dijo una de las tantas noches en las que me quede a dormir en la habitación de hospital.

–          Diana, yo ya siento que tiro hacia adelante, es hora de que vayas hacienda las maletas y regreses con los tuyos.- Mi padre siempre es de lo mas claro, directo y conciso.

De nuevo esa nostalgia y felicidad al unísono, por un lado me costaba de nuevo decir adiós, pero sentía una gran alegría por poder abrazar de nuevo a mis hijos, escuchar sus voces, sus aventuras, y de nuevo danzar de la mano de Ángel. Sabia que mi padre había recuperado de nuevo las fuerzas y a pesar de quedarle todavía camino poco a poco estaba llegando a recuperar su salud. La salida del hospital fue un día antes de mi marcha, así que incluso disfrute de verlo de regreso a casa.

–          Dejarme apoyarme, me siento todavía inestable, el salir y ver el exterior de nuevo es como poder ver el mar por primera vez.- El coche esperaba a la puerta del hospital, mi padre respiraba profundamente mirando todo con mas serenidad y una inmensa alegría.

Unos folios pintados de azul con letras infantiles me esperaban a la salida del aeropuerto.

–          Mami, mami, te quiero tantísimo, que bien  hoy ha sido el ultimo de los 58 días de espera a que llegases y mañana será el primer día empezando del día cero.- Ishi estaba exultante intentando explicar como hacían con Noa para saber cuando regresaría, pues es difícil en una niña de cinco años explicarle el concepto de tiempo, así que iban tachando días.

–          Mami sabes que hemos hecho muchísimas cosas todos estos días que no has estado, yo te explico, escucha.- Ishi y Noa parecían tener verborrea, resultaba imposible escuchar a ambos dos al unísono cada cual con su historia.

–          Me vais a dejar decir hola a vuestra madre o a mi no me toca.– Ángel me beso dulce en los labios. – Estas preciosa.

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Angkor Wat, en busca de civilizaciones desaparecidas

Habíamos pasado ya los pasos previos, tiquetes en mano, maletas facturadas, control de migración sin problemas, solo pendientes de que el avión diese su  visto bueno para el embarque, para lo cual faltaban unos 45 minutos. Vimos un Starbucks como única opción a tomar un tentempié antes de volar hacia Siem Reap, una pequeña ciudad al noreste de Camboya.

–          Ishi ves a recoger el café expreso que he pedido al camarero para la mami por favor.- Ángel le dio un billete de 20.000 rupias mientras saboreaban un riquísimo pastel de chocolate, yo me perdía por un café expreso de esos de verdad.

–          Pero mami como puedes pedir esto, pero si ni siquiera esta llena la tacita. ¡Vaya birria! Esto es un timo.- Ishi no podía entender que la birria de milímetros de cafecito con el que llenaban la taza pudiese costar nada menos que “veinteeemillll ruuupias”.

Los primeros rayos de sol sobre Angkor Wat 

Cada año un sinfín de turistas se desviven por visitar los templos en Angkor Wat, situados a unos 20 minutos de Siem Reap. Si vais en busca de un merecido descanso, calma y otro tanto de reflexión, este país esta bendecido por cientos de templos, donde el misterio y la majestuosidad os conquistaran en un abrir y cerrar de ojos. Si bien es cierto que el área de Angkor Wat esta cada vez mas congestionada por el aumento de visitas diarias, también es una realidad que su belleza es de lo más sugestiva.

En el parque arqueológico descansan los yacimientos de lo que fueron una de las civilizaciones mas antiguas del mundo, y abarca unos 400 kilometros cuadrados. Fue declarado patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1992. Sostiene el omnipotente templo de Angkor Wat,  Angkor Thom,  la magnifica Victoria Gate, Bayon Temple y muchos otros que harán que te desprendas de cualquier razonamiento en los que el calor o simplemente el cansancio te hacen regresar al hotel. Sintiéndote  literalmente atraído por una voz misteriosa que te invita a recorrer un mundo creado para los dioses.

Somos una familia con suerte, nos gusta madrugar, o mas bien digamos que nos se nos suelen pegar las sabanas por la mañana. Con lo cual llevas ventaja sobre aquellos en los que su horario tiene más de nocturno que de diurno. Nuestro Tuk Tuk esperaba, es delicioso poderte desplazar en uno de ellos, el aire sobre tu cara, esa frescura por la mañana, las risas de los niños  al ver como las mejillas del conductor rebotaban rítmicamente con el movimiento en cada bache camino del parque. Le contratamos para los tres días en los que recorreríamos los yacimientos sintiéndonos “Indianas Jones” principiantes.

El hombrecillo enfundado en su traje de trabajo tenia recursos para todo, paraguas, si llovía, botellitas de agua fresca para cuando regresábamos sedientos de alguno de los templos, libros de fotografía informativos, sonrisas llenas de picardía para los niños y un gran secreto que  ya descubrió Robert Frost con su camino no elegido, si quieres evitar grandes conglomeraciones madruga y toma la ruta en un sentido contrario o no tan usual, nos salvábamos siempre por los pelos.

Dos caminos se bifurcaban en un bosque y yo,
Yo tomé el menos transitado,
Y eso hizo toda la diferencia.
Robert Frost

Los colores del amanecer siempre suelen ser preciosos, pero imaginaos ahora rodeados de templos de puntas rosadas, allá donde los rayos inciden suavemente parece que una flor brota en ese dulce despertar. Las raíces de los arboles se entrelazan en los yacimientos creando bellas siluetas, los monjes en su color azafrán con sus conversaciones, los templos en ese misticismo rodeado de secretos, el lago creando reflejos imposibles, la gente embelesada intentando encontrar el camino menos transitado, los camboyanos dando sentido al turismo masivo, unos económicamente otros mirando como preservar esa belleza, los niños ingenuos a todo riendo en sus juegos rodeados de piedras que podrían explicar anécdotas que sucedieron hace mucho muchos siglos.

Desencanto y decepción en Chong Khneas floating village 

Chong Khneas es una comunidad de pescadores a una media hora de Siam Reap, existe la opción de visitar la comunidad, el mercado flotante, la granja de cocodrilos e incluso disfrutar de la puesta de sol en el rio. Tras la visita al “Floating Village” nos quedamos con un regusto amargo en la boca, los colores iban desfilando sin prisas, por un lado observabas un paisaje lleno de verdes sobre un rio de un color entre chocolate y  grisáceo, el cielo ese día era de un color muy indefinido parecía que iba a caer una gran tormenta sobre nuestras cabezas, el viento traía olores diversos de agua y tierra, las casas flotantes normalmente azuladas mostraban diferentes escenas familiares.

Barcas de turismo recorrían el rio visitando “Chong Khneas”. Monjes en sus túnicas llamativas del anaranjado al azafrán, hombres pescando, mujeres remando en la proa de pequeños botes tallados de madera amamantando al mismo tiempo un bebe sobre su falda, otros dos niños  en el medio jugando a luchas con dos palos, un criadero de cocodrilos hacinados, otro niño flotando en una olla enorme con una serpiente enroscada sobre su cuello mostrándonos y pidiendo dinero a cambio de una foto. Un colegio donde vivían algunos huérfanos con jóvenes profesoras. El guía del barco se acercó explicándonos de forma paternalista su historia, era parte del negocio, la vida tan dependiente del buen samaritano que les compra la comida y bebida en su día a día. Pero ves claramente en los ojos de los niños que si el turista compra en la tienda y se lo lleva al colegio. El mismo paquete retornará a la tienda para volver a ser comprado por otro turista incauto. El crio de la serpiente se enfureció con Ángel cuando a cambio de la foto le dio una manzana.

–          “One dollar, one dollar, no food”.- Los ojos del niño reflejaban rabia, se sentía engañado.

El barquero y su ayudante también se enojaron con Ángel al agradecerles el trayecto sin darles ningún dólar a cambio. Toda persona que participaba en la historia esperaba su “tip”, pese a haber pagado ya el paseo en barco. Los sueldos son muy bajos y con las propinas  consiguen algo más justo, pero todo conlleva ese ciclo vicioso, que el turismo paternalista acarrea. De esta forma, los sueldos seguirán siendo bajos, y el más rico seguirá siendo mucho más rico, las madres incitan a sus hijos desde muy niños a pedir, la educación pasa a ser secundaria pues no conlleva ingresos para la familia, los colegios permitirán esa interpretación y seguirán mostrándonos su cara más corrupta. Sin educación su futuro se presenta más oscuro. La corrupción y la miseria permitirán que esos estilos de vida existentes sean aprovechados para mostrar la vida de esas personas desde una perspectiva interesada, olvidando toda ética en su camino y perdiendo de esa forma uno de los valores más fundamentales, “su libertad de expresión” esta siendo constantemente tergiversada.

Los hilos de las marionetas estirados por manos untadas de dinero, por dedos poco honestos, abusando del poder. Llovía a mares al descender de la barca, dimos una última ojeada y me pareció ver como la cara de la marioneta me guiñaba un ojo.

–          No te enfades.- Me decía

–        No es enfado, es un nudo de tristeza mi querida marioneta.– Las gotas de lluvia empaparon nuestra ropa, el conductor del tuk tuk paciente aguardaba cobijado bajo el árbol.

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Bandung y la caja de sorpresas

¡Dios mio!, ya no sabíamos que hacer. Dentro de un coche puedes entretenerte de muchas maneras, conversaciones, juegos de carta, leer un libro mientras no se haga de noche, adivinanzas, mirar por la ventana atraídos por el paisaje, instantes en silencio,… si te dejan los niños, dar una cabezadita, pero por mucho que te lo tomes con calma, al final uno lo que realmente quiere es llegar, a donde sea pero llegar ¡por favor!. Es en ese momento, cuando a mi se me agota la paciencia, y entonces dejo de ser persona. El viaje no parecía tener fin. 400 km entre continuas caravanas, adelantamientos temerarios y una media de 40 Km por hora,  con un resultado final de 12 horas en coche desde nuestro punto inicial Yogyakarta a nuestro destino Bandung. Personalmente me encanta viajar pero el viaje en si, es decir, los desplazamientos, de vez en cuando son una pesadilla. Llegamos a Bandung completamente agotados, el tráfico seguía siendo de lo más intenso, los bocinazos y las motos por doquier eran una constante locura. Bandung fue una verdadera “caja de sorpresas” desde la habitación de mentira, la increíble compañía de Limbert, su familia y las vivencias junto con los alumnos, la excursión a Ciparay, ligada al “homeschooling”, la boda indonesia, la entrevista con la prensa, el verde turquesa del cráter que visitamos y ese bello instrumento, el “angklung” emitiendo el sonido de las hojas de bambú, crujiendo y susurrando a través de nuestro oído haciendo que su brisa nos arrastre atrás en el tiempo, compartiendo con nosotros las viejas tradiciones.

Una habitación de mentira

Estábamos perdidos en el tráfico, nosotros y el chofer que contratamos. La oscuridad no conseguía orientarnos. Llamamos a Limbert, un encantador indonesio, con el que a través de “couchsurfing” habíamos contactado, quedando en un punto intermedio para llevarnos hacia la escuela donde nos alojaríamos. Trabaja como director en una escuela de hostelería y turismo, en el intercambio de mails nos propuso dar una charla a los alumnos de su escuela y dormir en una habitación que tienen como símil de hotel para que los estudiantes realicen las prácticas durante el periodo escolar. Noa estaba traspuesta, la cogimos en brazos del coche totalmente dormida y la acostamos en la cama.

–       Aita pero esta televisión no funciona bien, y la luz de la lamparita no se enciende y esta habitación es un poco rara no.- Ishi estaba desvelado investigando el nuevo lugar sin ninguna intención de irse a dormir.

–      No Ishi, ya te he explicado, Limbert nos ha cedido la habitación donde realizan las prácticas sus alumnos, hay de todo pero como representación  de lo que es una habitación de hotel, entiendes.- Le explicamos hasta que pareció entender.

Al amanecer, Noa fue la primera en despertar y como es lógico despertó inmediatamente al resto de la familia. El único que le hizo caso fue Ishi.

–          Noa mira que bien! has visto, es la primera vez que estamos en una habitación de mentira,  es decir, que estamos en un hotel que no es un hotel y una habitación, pero no es una habitación de verdad, y las personas que nos encontraremos tampoco trabajan de verdad aquí, son como nosotros estudiantes. Así que estamos en un sitio irreal. !No es sorprendente!.-  Ishi explicaba como un lorito su interpretación de lo que Ángel le explicó anoche.

–          Ishi, sabes que no entiendo muy bien eso que me explicas, parece que estas un poco loquito hoy.- Contesto Noa con cara de incomprensión.

Los desayunos son una de los mejores momentos del día, tu cuerpo se va desperezando, las ideas van aclarándose y el movimiento poco a poco se hace mas firme, sintiendo todo el peso de tu cuerpo, cada musculo relajado deja constancia de que las horas de sueño han servido para recuperar esas fuerzas perdidas tras un largo viaje encerrada entre cuatro paredes de hojalata.

Salimos hacia el centro comercial, entre motos, pitidos y esa conducción increíblemente alucinante de esta Indonesia. Tienes que relajarte para caminar a la deriva por el intrincado recorrido, donde finalmente nunca deja de asombrarte el reducido espacio entre los coches, las motos y tu persona. Limbert, su mujer y su hija nos esperaban en la iglesia. Las guitarras sonaban mientras la misa seguía su curso, al final del evento, nos dieron una cálida bienvenida estudiantes y familia, íbamos a pasar unos días junto a ellos.

Acontecimientos de lo más curiosos

Nuestra relación con Limbert era un constante ir y venir de un lugar a otro. Estaba encantado con nuestra puntualidad. Y la verdad, es algo de lo que podemos sentirnos orgullosos, pues con los niños no es tan sencillo, en el último momento, ese antes de salir de casa, recuerdas algo olvidado o bien surge algún que otro inconveniente. Yo creo que en nuestro caso nos salva el ser madrugadores.

Nos dijo si queríamos a lo largo del día participar en la boda de uno de los estudiantes a la que estaba invitado, simplemente para ver el ambiente, lo cual nos pareció una buena oportunidad para poder presenciar variaciones en el ritual del enlace al estilo indonesio. El concepto de familia es primordial,  de esta forma Limbert nos puso al día del significado de “the gatherings”.

–          Son un constante encuentro, incluso con familiares de los que hace tiempo no sabias de ellos por haber emigrado a otros lugares.  A pesar de que en nuestra generación, las reglas van cambiando, el número de encuentros familiares que tienes a lo largo del mes es una locura. Prácticamente no te queda tiempo para realizar una relación social fuera de lo que es tu familia. Pero el cambio será progresivo, no se  puede modificar de forma brusca valores y costumbres ancestrales que forman parte de nuestra cultura. A pesar de que los jóvenes vemos que condicionan un estilo de vida que no consigue encontrar un equilibrio con el ritmo que llevamos en la actualidad.- Limbert aparcó el coche, habíamos llegado.

Éramos los únicos extranjeros, nos dieron un pequeño obsequio en recuerdo del enlace,  las dos familias padres, madres, hermanos y novios vestidos de ceremonia esperaban en una pequeña tarima, saludando a todos los invitados. Juntamos nuestras manos junto a las suyas dándoles nuestras mas sinceras felicitaciones. En realidad, el enlace había sido durante la mañana, así que todo fue un poco extraño, pues ni conocíamos a los novios, ni a su familia, nos ofrecieron formar parte del banquete y una vez finalizamos nuestros platos, Limbert nos dijo que ya teníamos que marchar a comprar lo necesario para la clase practica del día siguiente. Nos despedimos al mismo ritmo vertiginoso que les saludamos y a la salida nos dieron otro pequeño presente en señal de gratificación. No podía dejar de pensar en lo absurdo de la situación, no se en Indonesia, pues Limbert constantemente nos decía, no os preocupéis están encantados con vuestra presencia, pero en la cultura española estoy segura de que dirían, pero buenos “vaya familia de gorrones”.

De la situación de boda pasamos a un centro comercial de lo más “In”, donde realizamos las compras necesarias para nuestra clase práctica en la escuela de turismo, patatas, cebollas, huevos, aceite y un poco de sal. Al salir del supermercado nos topamos con un stand publicitario, inmediatamente al vernos se acercaron a los niños y nos hicieron participar, regalándonos unas entradas para ir a ver la ultima entrega de Spiderman, ¡no es increíble!.

–          Por favor dedíquenos unos minutos de su tiempo, ¿de que país son?, si nos dice “……” en nuestro idioma… estas entradas serán para vosotros- El chico del stand era todo sonrisas. Ishi y Noa sin saber que demonios repetían, no dejaron escapar la oportunidad de ver la película, repitiendo como papagayos la indescifrable frase que les decían.

Spanish indonesian omelet

Improvisamos un poco sobre la marcha, la idea de realizar una clase práctica de cocina española resultaba divertida. Ahora bien, así como la exposición del proyecto en el que estábamos inmersos, tanto nuestra experiencia como familia dando la vuelta al mundo como el explicar las vivencias con los diferentes colegios por los que hemos pasado ya anteriormente, los habíamos compartido con otras escuelas pero esta era la primera vez que nos pedían realizar una exposición sobre la cultura española ligado a nuestro “modus vivendi” actual. Preparamos un “powerpoint” resumiendo diferentes puntos que considerábamos importantes, así como imágenes que reflejasen el aprendizaje e intercambio que adquiríamos a raíz de los encuentros con las diferentes familias y sus diversas culturas.

Pasamos el día en la escuela “Hospitality School”. Los alumnos que vinieron eran de las clases de turismo y de hostelería, entre 17 y 20 años, cada clase con su ritmo, su energía particular, unos muy dispuestos a interactuar, lo cual era lo que se pretendía, otros más vergonzosos con más dificultades a la hora de participar. Pero todo fue sobre ruedas, muy explosivo, con un sin fin de preguntas, caras de asombro, algún malentendido que acababa en carcajada al darnos cuenta de la incomprensión idiomática. Ishi y Noa participaron desde la elección de las fotos, la selección de cada una de las patatas y útiles de cocina que necesitábamos, el pase de diapositivas y darle la vuelta a la tortilla mostrando como conseguirlo sin que se te caiga al suelo.

Las bombonas de butano estaban en orden, el fuego encendido, las patatas peladas y cortadas en finas láminas, la cebolla troceada, los huevos batidos. Los alumnos de hostelería enfundados en sus trajes de cocina, observaban como procedía y tras ello se ponían en grupo a seguir con el proceso.

–          Esto esta resultando muy divertido verdad mami, yo me pido dar la vuelta a la tortilla, me dejaras.- Ishi había disfrutado pasando las diapositivas y sintiéndose muy a gusto con todos esos alumnos con ganas de jugar con ellos.

–          De acuerdo pero das la vuelta conmigo, que esto es una señora tortilla y esta sartén pesa lo suyo.- Le contesté a Ishi mientras los alumnos le miraban bromeándole constantemente, y Noa ya estaba dando vueltas por toda la clase jugando a una especie de escondite apareciendo y desapareciendo.

Ángel y Limbert se reían con el guirigay que había, unos realizando la mezcla de patatas, cebolla y huevos, otros vertiéndolo en las dos sartenes, otros recogiendo las peladuras, otros jugando con nuestros hijos, en fin las tortillas iban cogiendo forma a un ritmo muy natural.

–          Caray aita mira que pila de tortillas, esto parece increíble, pero cuantas faltan todavía.- Noa tenia unas ganas locas de probar bocado, no podía esperar el momento.

–          One, two and three, “flip flop”, “tachin-tachan”.- Ishi estaba satisfecho con la tapa de la sartén con la tortilla volteada en una mano y la sartén en la otra.

–          Que artista mami, me ha salido bien.– Todos los alumnos le aplaudieron.

–        Bravooo, bravooo, oleee oleee.– Vitoreaban tal y como habían aprendido cuando nos preguntaron acerca de las corridas de toros.

Al olor de la comida aparecieron diferentes profesores mostrando a Ishi como jugar al “Bao Bao”. Llegó el momento de disfrutar del merecido esfuerzo y fue entonces cuando surgió la  “Spanish indonesian omelet” puesto que no hubo manera de que la degustasen sin antes añadirle una buena rociada de chile por encima de cada una de las tortillas. Sus caras satisfechas nos hicieron disfrutar aun más del día compartido en el “Hospitality School”.

Desayuno con periodistas

–          Os gustaría salir en algún periódico de Indonesia, pienso que vuestra historia es interesante de compartir.-  Nos preguntaron

–          Bueno si, estaría muy bien.- Y la verdad, ¿por qué No?

La esposa de Limbert tiene unos amigos que trabajan como periodistas en uno de los periódicos que tienen tirada en Indonesia, y comentando nuestra historia con ellos decidieron entrevistarnos una mañana compartiendo un desayuno en la cafetería del “Hospitality School” donde el día anterior habíamos realizado la charla a los alumnos.

Fue divertido, entre café y pastelitos típicos las preguntas se fueron sucediendo, una detrás de otra, improvisando las respuestas y contestando tal y cual estábamos viviendo nuestra experiencia. La verdad es que no sabemos de bien cierto si se acabó publicándose o simplemente quedo como anécdota, pero el rato compartido con Limbert, su esposa y los periodistas realmente lo disfrutamos.

Ciparay y su mágica bienvenida

Todo surgió a través de comentar nuestras vivencias con el “homeschooling”. Las dificultades que conlleva representar dos roles de madre y maestro, el de encontrar las rutinas en el camino, el crear un horario o un espacio de estudio en las diferentes realidades que vivimos, el enfrentarte a que el aprendizaje sea lo mas llamativo e interesante para ellos, el no ceñirte a un programa, el no tener un referente o experiencia previa…. Y sus ventajas, al compartir ese espacio puedes observar como sin darte cuenta el aprendizaje conlleva una relación cercana, un compartir dudas sobre un sinfín de porqués, el acompañamiento junto a estos seres llenos de avidez por saber cada día un poco mas, las risas y las incongruencias, el poder mitigar sus frustraciones cuando no consiguen entender, en fin, que finalmente el esfuerzo conlleva recompensas. La realidad de las escuelas publicas en Indonesia es muy diferente dependiendo del lugar en que se encuentren, así que el “homeschooling” esta teniendo un gran seguimiento pues la calidad de educación que se da dentro de esos grupos organizados conlleva un mejor aprendizaje y múltiples facilidades hacia la comunidad de padres. Limbert tiene un gran amigo que ha creado una escuela “homeschooling” en su casa, la implicación con la comunidad en la que viven es digna de admiración.

–          ¿How do you say “lets go to the school” in Spanish?.- Preguntó Limbert

–          Vamos a la escuela.- Contestamos, Limbert imito el sonido y las caras de Ishi y Noa eran todo un poema, no pudimos contener la risa.

Mr Google Maps entro en acción, es una barbaridad la inmensidad de datos que este buscador puede llegar a almacenar, y lo que nunca deja de impresionarme, la facilidad de actualizar la información y tenerla al día. Limbert dependía de Google Maps para llegar a Ciparay, el camino que trazaba fue el que posiblemente en un futuro abrirán, pues no nos llevo por la carretera central asfaltada sino por un recóndito entresijo de callejuelas muchas de las cuales aun estaban por asfaltar, así que disfrutamos del paisaje, donde al alejarnos de la gran ciudad todo iba transformándose en un color mucho mas verde.

Una casita de construcción sencilla apareció entre un campo de arroz. Fuimos recibidos con una cálida bienvenida. Finalizaba el día escolar y algunos de los niños se despidieron, tomándonos la mano y llevándolas hacia sus cabezas, “adiós”. Un rico olor salía de la cocina, los platos estaban preparados, y entre sabor y sabor compartimos nuestras vivencias con el “homeschooling”.

Eran todo oídos, lo cual hizo olvidarme de alguna de las más obvias muestras de educación, ceder la palabra. No me había dado cuenta de la infinidad de preguntas que tenia respecto a la educación de nuestros hijos hasta que me escuche conversando en las cien mil batallitas que exprese ante el grupo de Ciparay, mostrando vivencias entre los libros, libretas y utensilios que iba sacando de una de las carteras de mis hijos. Sus respuestas eran del estilo “!ummm! it’s interesting” o “!oh! you can imagin being in all those countries!” o “yes, you are doing a good work”, lo cual me daba pie sin darme cuenta a expresar muchas mas dudas…..

Sharing with the parents group

Las sillas las colocamos en círculo alrededor de una mesa en el exterior de la casa. Los círculos poseen un algo especial que hacen que todo lo que se genere en ellos quede impregnado de cierto encanto. El grupo estaba formado mayoritariamente por madres de la comunidad, madres fuertes, esperanzadas, llenas de encanto y paciencia hacia sus niños, mujeres que veían en el “homeschooling” un gran apoyo, donde su ayuda era imprescindible para tirar todo adelante. Ishi y Noa ya formaban parte del resto de niños, podía escuchar sus risas en sus juegos. El grupo iba tomando forma tazas de té y plátanos dulces. Ángel y yo compartimos experiencias de nuestra realidad tras todo este año viajando por el mundo. La conversación pasaba del inglés al bahasa indonesio, y de este al ingles. Alguna frase en español se me escapaba de vez en cuando. Y ese grupo del todo desconocido se convirtió en un gran amigo, de esos amigos que escuchan y comparten, de esos amigos tan familiares que te dejan desnudar tu alma. Y filosofamos sobre la vida, desenfundando nuestros sentimientos, en las dificultades, en la realidad del día a día y experimentamos esa unidad de grupo que lo hace único e irrepetible.

 –          Bueno ahora que ya hemos filosofado y arreglado el mundo, vamos a ser mas realistas e intentemos cada uno de nosotros explicar ¿que querríamos hacer que no hemos hecho?.- Ángel nos hizo descender de las nubes.

La tarde iba tocando a su fin,  cada uno de los presentes expresó lo que soñaba, fue una experiencia intensa, pues la confianza creada hizo que surgiera lo más profundo de los pensamientos, de los miedos en el camino, de las dificultades encontradas, de los sentimientos escondidos. Y al expresar esos sueños, la alegría encontraba el camino para tener fortaleza, la emoción expresada con lágrimas provocaba esperanza, el coraje aparecido en cada una de esas mujeres nos llenaba de emoción, y el poder compartir hacía que todo resplandeciese con un brillo especial. Y lo mas desconcertante es que ellas veían en nosotros el coraje para seguir adelante, la inspiración para hacer realidad sus ilusiones, el ejemplo para decidirse a tomar camino, en esa lucha tan suya. En cambio nosotros nos veíamos absortos por esa capacidad de lucha, por esa generosidad en compartir, por esa grandeza de espíritu, por sus ganas de cambiar las dificultades por algo más justo, y en esa ambigüedad, la noche se nos echó encima y tuvimos que despedirnos.

En el cráter blanco de “Kawah Putih”

El colegio de Ciparay nos cedió su coche y un conocido de ellos se ofreció a llevarnos a Kawah Putih, un lago de aguas aturquesadas formadas a raíz de un cráter volcánico que se encuentra a unos 50 km al sur de Bandung.

El lugar tiene su encanto, nos hizo recordar los bellos paisajes de Yellowstone, donde la mágica atmosfera que crea el cráter hace que todo parezca de un color irreal.

El blanco de la tierra, el azul turquesa del lago, los troncos sin vida aportando un algo dantesco. Una isla en forma de corazón destacaba en el lago, pequeñas fumarolas desprendiendo vapor, el amarillo azufre en la línea difuminada entre el agua del lago y la tierra circundante.

–          Mami esos señores quieren hacerse una foto con nosotros, pero no queremos y siempre insisten, pero no solo ellos sino muchos.- Desde nuestra llegada a Asia constantemente las personas locales quieren retratarse junto con los niños y tocarles la cabeza o las mejillas. A estas alturas Noa e Ishi estaban un tanto cansados con la situación.

–          Ishi, Noa tened paciencia, no podéis contestar así, es un tanto grosero, lo hacen porque no están acostumbrados a vuestros rasgos y les hace gracia tener una foto con vosotros.- Por mucho que les explicase no comprendían ni querían ninguna escusa, Ishi les iba contestando de lo mas antipático “I said Noooooo”.

A nuestro regreso paramos en unas “hotsprings” donde Ishi y Noa disfrutaron bañándose en las piscinas rodeados de toboganes. Únicamente había familias musulmanas, mujeres y hombres y niños se bañaban vestidos, así que por mucho que me insistieron Noa e Ishi fui incapaz de bañarme. Olvidé traerme una camiseta larga que tapase mi bikini.

Consumismo de outlet en outlet

Desde hacia un año llevábamos prácticamente la misma ropa, tal y como salimos de Barcelona llegábamos a Indonesia. No obstante, ahora si que era necesario cambiar prácticamente toda nuestra indumentaria. Las razones eran variadas, muy variadas, grandes descosidos, ropas muy trotinadas tras tanta lavadora, ya que un tanto por ciento de las lavanderías que encuentras por el camino te devuelven la ropa lavada pero de un color indescriptible, puede ser debido a que utilizan agua de los ríos, a que lavan con jabones con lejía o bien por no separar la ropa por colores, todo va al mismo saco. Por otro lado, ¡la verdad sea dicha! al llevar poca variedad, terminas también un poco cansado de verte siempre con la misma indumentaria, la cual la acabas sintiendo como un uniforme. En el caso de los niños, el motivo era diferente, tenían manchas indelebles y un sinfín de agujeros en casi cada prenda, y por otro lado, el estirón anual hacia que sus ropas ya les fueran un poco cortas. En Bandung encuentras un sinfín de “outlets” donde la ropa fuera de temporada esta muy bien de precio. Así que fuimos con nuestro olvidado espíritu consumista, que se apodero de nosotros rápidamente y nos lanzó de tienda en tienda a un ritmo desenfrenado.  Es curioso como ese consumismo por mucho que lo critiques y que intentes huir de el finalmente vuelve a conquistarte.

Supongo que cada uno de vosotros recuerda perfectamente uno de esos días de ir de compras, en el que el inicio es desenfrenado y poco a poco la falta de fuerzas van apoderándose de tu cuerpo, tus pies ya no dan de si, ya no sabes ni que es lo que querías comprar. ¡Como no! tus ojos se han sentido atraídos por otros enseres diferentes a lo que realmente querías comprar. Y poco a poco empiezas a desear llegar de nuevo a casa y olvidarte de toda esa energía sobrecargada en ese ambiente que solo encuentras en esos tipos de establecimientos donde la vida parece que solo gira alrededor de las ventas. Ángel aborrece ir de compras y yo no me considero una mujer que enloquece por cambiarse de vestuario con excesiva asiduidad. Ahora bien, ese día íbamos toda la familia con ilusión en busca de nuevas camisetas, ropa interior y algún que otro pantalón. Quita, pon, saca, pruébate, cámbiate, baja el pantalón, me sienta bien, me va grande, no me acaba de convencer, regreso al probador, no tienen de mi talla, quizás en otro color, vamos a otro “outlet”. Lo dicho ¡una verdadera locura!

¡Sorry, but my hear now is so yellow! ¡Disculpe, pero mi pelo esta amarillísimo!

Y no sé por qué, tampoco podía prescindir de cortarme el pelo y darle por fin un baño de color. Pues si, seguía en ese ritmo desenfrenado de querer darme simples caprichos.  De haber prescindido durante meses parecía que nada en Bandung podía esperar. Cada vez que me miraba al espejo seguía en mis trece.

–          Caray Ángel estoy hecha un esperpento, necesito ya una peluquería, hacerme un buen corte y darle un poco de vida.- Estaba en crisis existencial.

–         Pues mami yo te veo linda.- Noa siempre pone el camino de lo más fácil, es deliciosa.

Así que fuimos en busca de una peluquería. Y en la primera que encontré y que me daba un poco de confianza  preguntamos sobre la posibilidad de que me cogiesen al momento. Todo prometía esperanzador, los niños se iban a pasear con Ángel, no tuve en cuenta que en Indonesia el cabello de las personas es de un liso espectacular y de un negro azabache intenso. Un buen lavado, un masajito en el cuero cabelludo, olor a un delicioso jabón, un corte para estar de lo mas fresco y no tenerme que preocupar por peinarme. Y tras todo ello me empiezan a dar brochazos con una crema de color que a simple vista parecía de lo más amarilla. Ahora bien, tras preguntar, me aseguraron que no me preocupase, que ese amarillo era normal del producto. Tras el lavado, seguía de un amarillo subido, pero insistieron que tras el secado vería el resultado real.

–          ¡Sorry, but my hear now is so yellow! ¡Disculpe, pero mi pelo esta amarillísimo!.- Mi cara lo decía todo, no solo era amarillo canario sino que al regresar a la habitación de mentira…

–          ¡Madre mía! ahora si que estas realmente fea, pero ¿que te han hecho?.– Los tres al unísono con la misma sentencia, me venían ganas de desaparecer del mundo, llorar desconsoladamente como una niña.

Noa fue en busca de un mechón de mi pelo que tenía guardado en su mochila.

–          No te preocupes mami, regresamos y les decimos que tú lo quieres de este color, este si que es el tuyo.

Terima kasih Indonesia

Lo que quisieron los niños plasmar en el dibujo tras la visita de la familia trotamundos
“Un mundo desbordado de felicidad, alegría, ilusión, igualdad, culturalidad, unión, diversidad libertad, inmensidad”
                                        Los niños de Ciparay

Hemos tenido la fortuna de recorrer esta hermosa indonesia y encontrarnos con vuestra familia en Banjul. Mil gracias por todos los momentos compartidos, por vuestra calidez y hospitalidad, por la excursión hacia el homeschooling, el cine, esa tortilla española con toque indonesio, la cenita en vuestra casa, esos constantes consejos y sobretodo por el compartir y hacernos sentir en familia. Las puertas de nuestro hogar están abiertas cuando deseéis visitarnos. Esperando que nuestros caminos se vuelvan a cruzar. Terima kasih Indonesia

                                                                            La familia trotamundos

We have had the fortune of visiting the beautiful Indonesia and meeting your family in Bandung. Many thanks for all the shared moments, for your warmth and hospitality, for the excursion towards the homeschooling, the cinema, the Spanish omelet with Indonesian touch, the dinner in your house, the continuous advices and mostly for sharing and making us feel family. The doors of our home are opened whenever you want to visit us. Hope that our ways will cross again. Terima kasih Indonesia

                                                                             The globetrotter family

Noa, Ishi, Diana & Ángel

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