Pnomh Penh, un alto en el camino

De los tres días en Phnom Penh, la capital de Camboya, no recuerdo apenas nada, una ciudad con mucho trafico, un tanto caótica, en un continuo fluir de personas, coches, motos, bocinazos y mucho calor, teníamos cosas mas importantes en que pensar y no estaba por la labor de percibir la ciudad con grandes ojos. Si tuviese que decir algo de lo que todavía recuerdo fueron la visita a los jardines reales en esos dorados imposibles que hacían parecer al lugar un paisaje típico de un cuento de hadas.

Habían pasado 58 días desde que salí de Phnom Penh, capital de Camboya con destino a Barcelona. Recuerdo la despedida.

–          Diana, te acompañamos al taxi pero no al aeropuerto, que te conozco, mejor un adiós rápido.- Ángel sabe de sobra que las despedidas no son lo mio.

–          Oh ¿su familia no viene con usted?.– Preguntó el taxista que me llevó en el aeropuerto tras arrancar el taxi.

–          No.– Las lágrimas empezaron a inundar mis ojos, y el único “no” que puede articular prácticamente se me había quedado anudado a mi garganta, el resto del viaje transcurrió en el más absoluto silencio.

Finalmente habíamos decidido no regresar la familia al completo. Finales de Julio, vacaciones escolares, los tickets estaban carísimos, y ¿realmente que haríamos todos allí?. Un tanto descolocados tras tanto movimiento, pensamos que sería mejor así, Ángel se quedaba con los niños, seguirían recorriendo Camboya y conociendo Laos a un ritmo mucho más tranquilo sin ninguna pretensión, simplemente dejando transcurrir el tiempo que necesitara mi padre para recuperarse tras la intervención.

Concepto de salud

Uno de los valores más importantes que podemos poseer en nuestra vida es la salud. Os habéis preguntado alguna vez ¿que implica estar sanos?, ¿Qué conlleva tener salud?, el concepto de salud es tan amplio y abarca tanto que a veces es increíblemente difícil encontrar alguna definición que pueda captar toda su maravilla.

“El estado de completo bienestar físico, mental, espiritual, emocional y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades. La salud implica que todas las necesidades fundamentales de las personas estén cubiertas: afectivas, sanitarias, nutricionales, sociales y culturales.”

La OMS en 1946

Esta definición puede resultar un tanto utópica, pues estimaríamos que sólo entre el 10 y el 25 % de la población mundial se encuentra completamente sana. Lo cual realmente no deja de ser del todo chocante.

“Una definición más dinámica de salud es el logro del más alto nivel de bienestar físico, mental, social y de la capacidad de funcionamiento que permitan los factores sociales en los que viven inmersos el individuo y la colectividad. La salud, en términos físicos, forma parte de uno de los pilares de la calidad de vida, bienestar y en definitiva de la felicidad.”

El camino de la vida

No te das cuenta de la importancia del constante equilibrio que posee el ser humano hasta que lo pierdes. Los casi dos meses transcurridos en Barcelona habían resultado una gran prueba para todos. La búsqueda por recuperar la salud había puesto tanto a mi padre como a su círculo inmediato  en un sendero que parecía transcurrir en continuo torbellino de sinsentidos. Nunca sabias que iba a suceder al día siguiente. Todo fue muy intenso, desde el primer encuentro en el aeropuerto donde mis hermanos, cuñados y sobrinos me esperaban en busca de un gran abrazo tras un año sin verlos hasta las conversaciones filosóficas y más terrenales compartidas con mi padre antes, durante y tras la intervención. Mi madre en ese apoyo continuo, en ese saber estar. La movida y alegre convivencia en las diversas casas en las que me alojé, familia y amig@s. Esa profunda lucha por la vida y por el seguir al lado de los tuyos que mantenía nuestro padre, esos nervios durante la larga intervención y posteriores recaídas, el ir y al hospital, las conversaciones con el equipo sanitario, médicos, cirujanos, enfermeras, auxiliares. Todo el equipo sanitario al completo trabajando todos a una y transmitiendo esa humanidad que solo el hombre es capaz de dar cuando sientes tu profesión en cada poro de tu piel.

–          ¿Sientes miedo papi?.- le pregunte uno de los días que peor se encontraba en el hospital, mientras le sostenía la mano.

–          Soy mayor ya para sentir miedo, pero si que me gustaría poder disfrutar de unos añitos mas, aun tengo cosas pendientes por hacer, me siento joven. Que bien que estés aquí Diana, gracias.-  Me atrajo hacia él y me abrazo muy fuerte.

Nos alegraba observar como se aferraba a la vida, con una esperanza apasionante, en una lucha constante, con sus momentos de arrebato, de ira, contagiosos brotes de una alegría un tanto histérica ligada al encierro que es el estar dentro de un hospital tantos días y con una incertidumbre de no saber que ocurrirá en un futuro próximo. Desilusión e ilusiones, la locura del sin dormir por la noche y esos terribles e incómodos accesos de tos, esperanza y desesperanza en sus altos y bajos… El tiempo en un hospital trascurre sin sentido, a veces raudo, veloz como el viento, otras silencioso y desesperadamente lento, a veces, imposible de conseguir que los minutos vayan pasando. La habitación de cuidados intermedios iba transformándose. Es fantástico ver como la metamorfosis iba produciéndose paulatinamente en su habitación de hospital, dibujos de colores que transmitían alegría y muchos ánimos, fotografías con los siete enanitos, sus siete nietos que no cesaban en su intento por ver al abuelito, cremas de olores diversos para hidratar su piel en ese sinfín de masajes para darle bienestar, agua de mar que recogió Manuel, el marido de mi hermana mayor con los niños, pues mi padre es un apasionado del mar y del olor que desprende, una roca de cuarzo a la que Lucas de seis años, uno de los enanitos, había bañado en sal durante toda la noche para que estuviese bien limpia, una foto de Ishi, Noa dando un beso enorme a su aita, con su mensaje “abuelito a por ellos que son pocos y cobardes, te queremos mucho”, las fotografías de las tres flores, el signo de “ChoKuRei” el símbolo de la energía, conocido como “el interruptor”, porque abre el paso al flujo de la energía, y un sinfín de detalles mas que simplemente mostraban las ganas de que recuperase ese equilibrio perdido de  toda su familia y las amistades que le adoran.

Una figura muy especial

Una mano entrelazada a la fortaleza que le transmite su padre. Entre millones de figuras trazadas a pinceladas podría reconocer fácilmente la de mi padre, es aquel de mirada serena, azulada, de hablar suave, de anchos hombros, cálido, tierno, gran conversador, aquel que desprende un aroma de lo más especial, aquel hombre, el más noble, el que me sonríe.

Desde niña me desvivía por estar junto a el, era relativamente fácil pues normalmente todos querían estar a la vera de mi madre, toda una madraza. Es tan agradable sentirme a su lado, salir a correr a la “carretera de las aguas”, jugar un partidito de tenis, ayudarle a preparar el te en esa receta mágica, unas cuantas risas tras jugar a ser un monstruo y perseguirnos por toda la casa. La voz de mi madre se escuchaba detrás “esto va acabar mal Juanjo, jugando así, los pones demasiado nerviosos”. Como me enseño a ir en bicicleta sosteniéndome el sillín ligeramente estimulándome a pedalear y a mantener el manillar recto. Es increíble esa primera vez que te ves tú solo pedaleando a dos ruedas, que sensación de libertad. Siendo paciente y mostrándonos como el problema que teníamos que resolver no era tan complicado, mientras fumaba en pipa y nos contaba historias… Ummm! Ese dulce aroma de pipa. Los recuerdos de mi niñez son innumerables, no os sabría decir si ha sido la mejor, pero os aseguro que me siento afortunada de como la he vivido y de la felicidad con la que siempre me he visto rodeada.

La familia trotamundos seguía su rumbo

El apoyo que tuve desde Camboya y Laos era constante, estaba dividida fluyendo hacia dos lugares del mundo, ambos dos ligados al amor que siento por mi familia. Sabía profundamente que todos estábamos en el lugar que nos tocaba, Ángel y los niños siguiendo camino transmitiéndome siempre por un agujerito sus constantes andanzas, mis herman@s, cuñad@s, amigos y madre en ese acompañamiento, intentando dar lo mejor que cada uno podía en ese momento. Y nuestro padre un luchador, en ese nuevo aprendizaje que la vida le regalaba.

¨Cuando pensé que sabía todas las respuestas, vino la vida y cambio todas las preguntas……¨

 Desconozco el autor

Mientras, camino de Laos Ángel, Ishi y Noa, filosofaban de la vida, de la existencia de Dios, de las religiones, de las que han ido viendo en las diferentes partes del mundo. Nosotros como padres no les hemos inculcado ninguna en particular, les explicamos de su existencia a medida que surgen las preguntas. En eso Noa iba escuchando, y diciendo ejemmm, siiiii, y entonces Ishi le pregunto.

–          Pero bueno Noa, ¿que acaso tu sabes quien es Dios?.- Le pregunto Ishi interesado en la opinión de su hermana que pacientemente seguía la conversación.

–          Pues claro, el rey de las nubes.- E irguiéndose, adoptando una postura de seguridad, contestío quedándose mas ancha que larga y dejando a padre y hermano totalmente descolocados y boquiabiertos.

Bangkok, el rencuentro familar

Manuel me dejo en el aeropuerto de Barcelona, a mi padre le habían dado el alta, que alegría, es como un subidón de adrenalina. Parecía poco a poco más restablecido y había llegado el momento de regresar con los míos. El mismo me lo dijo una de las tantas noches en las que me quede a dormir en la habitación de hospital.

–          Diana, yo ya siento que tiro hacia adelante, es hora de que vayas hacienda las maletas y regreses con los tuyos.- Mi padre siempre es de lo mas claro, directo y conciso.

De nuevo esa nostalgia y felicidad al unísono, por un lado me costaba de nuevo decir adiós, pero sentía una gran alegría por poder abrazar de nuevo a mis hijos, escuchar sus voces, sus aventuras, y de nuevo danzar de la mano de Ángel. Sabia que mi padre había recuperado de nuevo las fuerzas y a pesar de quedarle todavía camino poco a poco estaba llegando a recuperar su salud. La salida del hospital fue un día antes de mi marcha, así que incluso disfrute de verlo de regreso a casa.

–          Dejarme apoyarme, me siento todavía inestable, el salir y ver el exterior de nuevo es como poder ver el mar por primera vez.- El coche esperaba a la puerta del hospital, mi padre respiraba profundamente mirando todo con mas serenidad y una inmensa alegría.

Unos folios pintados de azul con letras infantiles me esperaban a la salida del aeropuerto.

–          Mami, mami, te quiero tantísimo, que bien  hoy ha sido el ultimo de los 58 días de espera a que llegases y mañana será el primer día empezando del día cero.- Ishi estaba exultante intentando explicar como hacían con Noa para saber cuando regresaría, pues es difícil en una niña de cinco años explicarle el concepto de tiempo, así que iban tachando días.

–          Mami sabes que hemos hecho muchísimas cosas todos estos días que no has estado, yo te explico, escucha.- Ishi y Noa parecían tener verborrea, resultaba imposible escuchar a ambos dos al unísono cada cual con su historia.

–          Me vais a dejar decir hola a vuestra madre o a mi no me toca.– Ángel me beso dulce en los labios. – Estas preciosa.

Esta entrada fue publicada en Camboya. Guarda el enlace permanente.

3 respuestas a Pnomh Penh, un alto en el camino

  1. Ester dijo:

    Diana…que arte tienes…que bien has sabido transmitir tantos y tantos sentimientos…guau…sin palabras…un fuerte abrazo familia.

  2. Ester dijo:

    Me he metido en Facebook y ya he visto que paráis por Nueva Zelanda…Diana se hecha de menos vuestros textos, vuestras anécdotas, fotos y comentarios….Espero que todo vaya bien y que pronto compartáis con nosotros vuestras vivencias…Feliz Navidad y un Año Nuevo cargado de cosas buenas para toda la familia. Un abrazo con un poco de niebla en Zaragoza.

    • Querida Esther
      Esa niebla maña, tendremos que hacer una visita en algún momento a tus tierras. Nos habíamos quedado estancados, así que gracias por tu empuje, que nos ha vuelto a inspirar. Muy contentos, pues mi padre se encuentra mucho mejor y casi restablecido. 😉
      Sí, estamos en Nueva Zelanda, un país con unos paisajes que te dejan sin habla y una gente cálida y cercana. Con una ligera nostalgia navideña, muy desorganizados en esta última parte de nuestro recorrido y decidiendo la fecha de nuestro regreso a España. Pero si con ganas de coger el hilo de nuevo y continuar compartiendo las vivencias que hacen del viaje un algo especial. 😉
      Os deseamos una gran entrada de año 2013 inundándoos de buena energía y mucha alegría. 😉
      La familia trotamundos

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s