En nuestro camino para el reencuentro con Diana, inicialmente previsto hacia mediados de Agosto en Bangkok, decidimos hacer una parada breve en Koh Kong, en la frontera de Camboya con Tailandia, del lado camboyano. Fueron cuatro días de poco ajetreo, que los pasamos entre el hotelito donde nos alojamos y un hostal donde íbamos cada día a comer. Lo del hostal como lugar de almuerzo fue como un amor a primera vista.Nos topamos con él por casualidad mientras buscábamos un lugar donde comer tras nuestra llegada a Koh Kong. Como siempre y siendo varias las bocas que alimentar, buscábamos un lugar que se ajustase a nuestro bolsillo, y fue así como descubrimos el menú del susodicho hostal. El menú nos hizo dar el paso de entrar en su restaurante, con vistas al mar, pero lo que hizo que volviésemos cada día, además de la amabilidad del personal, fue la existencia de un billar y una Play Station, que hicieron las delicias de Ishi en los momentos previos y posteriores a cada comida. El personal que atendía el hostal, enseguida hizo buenas migas con Ishi, y fueron sus contrincantes tanto para el billar como para las partidas de futbol que organizaban en la Play Station. Así se sucedieron los días en Koh Kong, entre baños en la piscina del hotel, partidas de billar, Play Station, “homeschooling” y maravillosos atardeceres a la orilla del mar.
Angel
Dale Angel, dale k tampoco se t da mal, jejeje
Mil besos,
Vis