A Guatemala se la conoce por el país de la eterna primavera. Su luz tiene un color que encandila. Los verdes intensos, los azules añiles, amarillos y naranjas atornasolados, todo brilla con un encanto especial. Al igual que en México, su gente te conquista, llegando con alegría a través de sus sonrisas. Llegamos a Panajachel desde San Cristóbal de las Casas, cruzando la frontera con una furgoneta, entre saltos y vaivenes pues la carretera no es muy esplendorosa. Pasaportes sellados, cambio de furgoneta, de conductor y seguimos camino.
En 1999 trabajamos durante un año en un proyecto materno infantil con Médicos Sin fronteras en Champerico (costa pacifica de Guatemala). Recuerdo disfrutar de ese año y celebrar la entrada del año 2000 bañándonos a las 12 de la noche vestidos todo el equipo de blanco y ofreciendo flores a Yemanya, la diosa mayor de los Orishas y Madre de todos los Orishas, hija de Olokúm (Dios del Mar) en las aguas del pacifico. Durante ese año tuvimos tiempo de recorrer Guatemala. Por ello ya conocíamos la belleza del Lago Atitlan, pero de nuevo nos ha conquistado con esa energía espiritual que te invade desde que lo divisas en la distancia.
Callejeando hacia las aguas azules
Adoquines, unos pasos, aceras estrechas llenas de barreras arquitectónicas, das un traspié, caminas un poco pisando huevos, pero aun así percibes su encanto. Olores a telas, caminando por la calle principal, mujeres indígenas vendiendo su mercancía, telas colgando graciosamente de su cabeza, vestidas con su traje típico, pañuelos, pulseras, mil y un grabados de múltiples colores. Niños y niñas recorriendo las calles, siguiendo a sus madres, imitando sus andares, sus gestos, sus maneras.
Ishi y Noa destacan con ese pelo rubio y su piel blanca. La gente les observa. Algunos quieren tocar sus cabezas. Ellos mezclándose mediante el juego, se transforman en uno más del grupo, subidos a los árboles. Una niña muestra a Noa como atar un hilo de colores a un palo de madera, de la punta del cordel cuelgan una piedra.
– Vamos a pescar- le dice la niña palo al hombro, jugando subidas a un muro, imaginándose rodeadas de agua y peces en su isla de colores.
Teresa, una mujer indígena se acerca sentándose a mi lado. Dos mujeres, dos culturas atraídas entre sonrisas. Mantenemos una conversación abierta, sincera, sin barreras. Tiene interés por saber cómo es la vida en España, si prefiero los niños o las niñas, si me gustaría tener más hijos, como conocí a mi marido… le explico un poco de todo y finalmente que es lo que estamos haciendo en Guatemala, se le escapa la risa y me comenta que ella viaja por el lago vendiendo un poquito aquí otro allá.
San marcos de la Laguna. Conociendo la Escuela Caracol
Situada en San Marcos de la Laguna, pueblo situado en el Lago Atitlan y con unas vistas muy especiales, visitamos la Escuela Caracol, donde imparten una educación inspirada en la pedagogía Waldorf. No se si habéis oído hablar de esta corriente, donde se separan de un aprendizaje jerárquico, dirigista y competitivo, buscando un aprendizaje donde trabajan la serenidad, la sensibilidad, imaginación, tolerancia, solidaridad…etc acompañándose de arte, poesía, fabulas, cuentos…etc. Veníamos con la idea de compartir nuestro proyecto y ver posibles sinergias con la escuela, además de que nuestros hijos se incorporasen a las aulas durante esos días. No obstante fue imposible pues al estar finalizando el curso escolar, interferirían en el buen ritmo de sus aulas.
Conversamos directamente con Joshua y su mujer Courtney fundadores de la Escuela en el año 2007. Nos mostraros sus instalaciones, las cuales son envidiables, nos quedamos con las ganas de poder establecer dichas sinergias pues a pesar de mostrarse interesados en el proyecto, nos comunicaron que por el momento no se unirían a él, pues tenían un sistema muy propio. Os dejamos su pagina web para que podáis observar otras realidades educativas que funcionan muy bien.
El día a día en Panajachel
En Panajachel habíamos convivido con Olguita de 7 años y Helga, su madre, una mujer alemana que vivía en el lago desde hace años. Pasamos varios días en su casa. Sus hijos mayores estaban en Alemania. Su casa era una de las llamadas casitas blancas, su vecindario estaba lleno de niños, así que Ishi y Noa pasaron unos días recorriendo entre sus juegos de una casa a otra. Toda la tropa se llamaban unos a los otros al despertar. El curso escolar había finalizado, pero esa semana se iniciaban unas actividades de verano en la escuela a la que asistía Olga. Helga nos introdujo a su directora, y muy amablemente tras explicarle el proyecto invito a los niños a que pasasen unos días disfrutando de las actividades de verano.
Así pasaron uno tras otro los días, entre paseos al pueblo y vida social. Mientras la pobre Helga iba trajinando entre estudios, exámenes de psicología, trabajo y muchas ganas de que llegase el día de partir a Alemania con el fin de pasar las Navidades en familia y reunirse con sus otros dos niños.
Jaibalito. La Casa del Mundo
Los cumpleaños fuera de casa se celebran siempre de manera particular. Por una parte esperas el email o llamadita de tu familia o amigos, por otra quieres hacer del día algo especial, algo a recordar, una fecha en la que te paras a pensar, donde tu pasado, tu presente y tu futuro se encuentran de manera inusual.
El 10 de Noviembre celebramos el cumpleaños de Ángel. Decidimos pasar la noche del 9 en la La Casa del mundo, un lugar con gran encanto, ideal y con una vista espectacular a la vera del lago Atitlan. Disfrutamos de una cena entrañable. Las cenas las montan juntando varias mesas y compartiendo el lugar con los huéspedes que coincidan en la casa. El ambiente que se crea es muy especial, hogareño, cálido, incluso da la sensación que hayas compartido mucho mas que simplemente esa coincidencia de una noche en el hotel. A nuestro lado conocimos una pareja australiana de mediana edad, quienes nos ayudaron con Ishi y Noa, los cuales estaban un poco nerviosos y parecía una de aquellas noches en las que no dejarían que cenásemos tranquilos. A veces pasa, con los niños nunca sabes, y mas en un ambiente en el que la magia y el hablar en susurros compartían un momento especial y el griterío de los críos no suele formar parte de lo esperado. La mujer Australiana tras ver varios de nuestros intentos fallidos, conquisto a Ishi con un juego que trazo en un trozo de papel. Finalmente nos relajamos, Noa termino dormida entre mis brazos, Ishi se calmo y la cena transcurrió sin tener que renunciar a ella, en una noche de luna llena espectacular.
Al amanecer cantamos un sonoro cumpleaños feliz con vistas al lago y al volcán. Ángel apago una enorme vela que encontramos, en una magdalena de chocolate de gran dimensión. Al otro lado del skype estaban los “aitites” quienes desde Bilbao pudieron participar cantando junto a nosotros. Tras darle al cumpleañero algún regalo sorpresa, nos dimos un baño en el lago recargándonos con una energía revitalizadora.
Chichicastenango. En un día de mercado
Chichicastenango, a ser posible en día de mercado, te abre una ventana directa hacia un pueblo indígena donde el colorido te envuelve en un sinfín de sensaciones. Donde la mirada de esos hombres, mujeres y niños te traspasa en su profundidad queriéndote explicar acerca de secretos rituales que aprenden desde el mismo momento que son concebidos, en esos arrullos maternos.
El día de mercado en Chichicastenango es un constante fluir y movimiento. Si te sientas al pie de las escaleras de la iglesia veras vidas que se entrecruzan en su caminar, unos venden alimentos, otros flores, inciensos y velas para el culto y los rituales. Grandes telas desplegadas te enloquecen, llenas de armonía, telas trabajadas por manos expertas que sabiamente han ido combinando los hilos formando bellas figuras que expresan momentos vividos del día a día del pueblo indígena, o bien líneas rectas y curvas, flores, cuadrados en un explosivo arcoíris.
En las escaleras, llenas a rebosar de personas en sus diversos quehaceres, destaca un hombre que arrodillado al pie de la entrada, canturrea palabras en su lengua, moviendo con una mano una cuerda a la que atada se balancea una lata llena de incienso. El humo caprichoso sigue al viento impregnando en su humareda gran parte del lugar considerado santo.
– Entramos a la iglesia?, quiero ver que hacen.- Comenta Noa ya en con un pie dentro de la iglesia.
– Sí, entremos, creo que hoy están bautizando.- Contesto aita.
En el interior, la oscuridad hacia que tus ojos tuviesen que habituarse antes de poder ver nada. Un sinfín de velas con flores e incienso descansaban en diferentes zonas del pasillo central. Familias rodeaban en circulo zonas del ritual, canturreando, encendiendo las velas, colocándolas unas detrás de otras. Otros dejaban caer pétalos de flores, sobretodo de color amarillo.
– Mami yo también quiero encender una, puedo?.- Decía Ishi mirando al grupo familiar
– Bueno, pregunta a ese señor, al más mayor si te deja observar y ayudarle.- Le comente.
Otra de las cualidades de esta población indígena es la calidez con que tratan a los niños, nunca molestan, forman parte del grupo, y precisamente gran parte de su educación es el aprendizaje que realizan a base de observar y aprender de los adultos. La sabiduría esta en las manos de los mas ancianos de quien aprenden a respetar y a admirar desde su mas temprana infancia. El anciano vestido al estilo tradicional, miro a su mujer, quien con una sonrisa les tendió a Ishi y Noa ambas velas explicándoles como colocarlas y enseñándoles un canto. De vez en cuando, lanzaban un chorrito de alcohol que se evaporaba rápidamente.
El día en “Chichi” se nos paso volando, entre paseos por el mercado, jugando con los niños del parque, explicándoles y representando cuentos, con los cuales se tronchaban y descansando un ratito. Tras una picada de abeja, calmamos a Noa tomando una fresca Coca Cola. No es curioso, que esta bebida puedas encontrarla en todas partes, a veces hasta en el más recóndito lugar, al pedir sobre las posibles bebidas, siempre te ofrecen Coca Cola.
Hasta la vista Chichicastenango, mil gracias por vuestra acogida chichicastecos.
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Hola family! què tal per aquest món tan variat. Es genial el que esteu fent. Som la Cristina i la Montse, les profes de l’Ishi. A veure quan ens conectem i podem parlar amb vosaltres. Molts records de tots els de la classe, hi ha hagut petits canvis, res importants, ja us ho explicarem.
Què tal les festes de Nadal, segur que molt interessant… els nens de classe pregunten molt per l’Ishi, s’enrecorden molt d’ell… A nosaltres ens aniria bé parlar amb vosaltres una tarda, però no controlem el canvi horari, mentre no sigui un dijous que anem a piscina a veure quan parlem.
Un petó molt fort per tots quatre.
Cristina Montse i tota la classe dels avets.
Hola Cristina, Montse:
Que be rebre noticies vostres, la veritat es que tenim moltíssimes ganes de conectar amb la classe, el Ishi sobretot continua parlant de que es lo que estaran fent els seus amics.
Aquest Nadal l’hem passat amb la ètnia dels Kunas en la illa Digir Dupu, Panama. Varen ser uns Nadals ven diferents, l ’Ishi i la Noa sempre estaven envoltats de nens. Ho vam passar molt be.
Precisament ara tornem de la biblioteca de Cartagena de Indias, la Noa esta aprenent lletres jugant amb la plastilina i el Ishi estava amb el seu aita fent angles y figures geomètriques. Finalment vam comprar un llibre de 4 cicle a Mèxic i seguim una mica el seu temari, però ens aniria molt be que ens guiéssiu una mica mes, donc de vegades tens la sensació de que amb tants tragins no segueixes el mateix ritme, ja parlarem, de vegades es difícil, però anem fen amb totes les ganes que posem. La veritat es que et dones compte mes profundament de la vostra feina i de tot el que implica la educació des de la vostre vesant.
Un peto enorme dels nens per els seus amics i amigues i una abraçada molt gran per vosaltres dos.
Angel, Diana, Ishi & Noa
PD: Ara tenim 6 hores de diferencia horària, proposeu un dia i hora per quedar i nosaltres os confirmem un dels dies possibles i ja espavilarem amb la connexió, ja que no sempre disposem d’ ella.