Seattle. Deliciosa en cada uno de sus posibles caminos

En el autobús hacia Seattle, el autobusero nos llamó la atención. Tenemos comprobado que los niños y el autobús no son un buen tándem. Tras la reprimenda, estuvieron largo rato en silencio. Estábamos sorprendidos. Finalmente, Ishi pidió de cambiarme el sitio y estar con su aita (papa), así que pase al lado de Noa, que me miraba con cara picara.

Al bajar la vista hacia el suelo, descubrí varios mechones de pelo. En un primer momento, pensé, que raro pelo en un autobús, a quien se le ocurre hacerse semejante trasquilón. En cuestión de segundos, relacione su color con el cabello de Noa, era exactamente el mismo. Fue entonces, cuando la miré más detenidamente y vi el escalado que se había hecho. Al mismo tiempo entendí porqué llevaban tanto rato en silencio. A veces los padres somos de lo más ingenuo.

Hace días, que nos pedía que le cortásemos el pelo, pues quería ser un niño como su hermano. Le hemos ido dando largas, y nos reíamos diciéndole que es imposible transformarse en niño por mucho que se lo pida a las hadas. Ishi, un tanto avergonzado, nos confeso, que él había sido el peluquero después de que Noa insistiese tanto.

Hogares del mundo: Dos casas con estilo propio

No sé si recordáis la película de Walt Disney “Los 101 Dalmatas”, o bien si habéis tenido la oportunidad de verla. Se establece una relación al principio del cuento entre la personalidad y aspecto físico de las personas y sus perros.  Siempre me ha resultado simpática esa escena. Caracterizaban a la persona en relación a la raza y aspecto del perro, así podías observar una gran semejanza entre ambos.

Es curioso, como al adentrarte en los hogares de las familias, puedes comprobar cómo las casas van tomando forma, olor y esencia dependiendo del tiempo vivido, de las personas y animales en el caso que los tengan, que les habitan. “Hogar dulce hogar” que gran verdad, por mucho que te alejes de él, que te mudes a una nueva casa, con el tiempo se crea finalmente esa sensación de vivido, de habitado, y el lugar va tomando esa presencia que tan bien reconoces y en la que tan bien te sientes. Tanto como esa cálida manta de la que no te desprendes y se acopla suavemente a tu piel.

En Seattle, estuvimos cinco días, no obstante vivimos con dos familias diferentes. Brendan y Amy que están esperando su primer bebe, felices y muy ilusionados. Su casa es preciosa, amplia, organizada, siempre se desprende cierto olor a horneado. Como toda pareja en estado de buena esperanza, inconscientemente están dejándolo todo preparado para el gran momento. Disfrutamos de su compañía y compartimos un fin de semana relajado y en armonía. Ishi y Noa trastearon en sus jardines, recorrieron la casa investigando cada uno de sus recovecos. Amy y Brendan pudieron percibir a nuestros hijos en todo su esplendor, desde el simple murmullo, pasando por la carcajada, y finalizando en ese característico griterío infantil con el que el mundo adulto finalmente se decide a intervenir.

Los tres últimos días los pasamos con Neil, un oceanógrafo que adora la música y que a pesar de tener esos días de lo más liado, con sus indicaciones nos hizo sumergir en la ciudad pudiendo palpar todo su encanto.

Los niños son como talismanes, enseguida captan la energía del lugar y vibran según se sienten.  La casa de Neil estaba llena de juguetes y de instrumentos de música. Su mujer es compositora. No la pudimos conocer pues estaba en Alemania. Ishi y Noa enseguida nos dijeron que les gustaba la casa, “parece una casa de niños, papis, pero no hay niños”.

Neil, como buen oceanógrafo, les dejo un “squid” (calamar) de peluche, con el que durmieron y jugaron. Se involucraron con los instrumentos musicales, creando en la casa nuevos rincones que hicieron suyos  durante su estancia en Seattle. Me encanta y me alegra cuando personas adultas siguen conservando ese alma infantil, pudiendo disfrutar del presente como solo un niño sabe hacer.

Paso a paso recorrimos sus entrañas:

Esta ciudad tiene un sinfín de iconos interesantes. Nos encontramos muy a gusto entre sus habitantes que tienen fama de ser inteligentes, creativos y originales. Según Neil, el ciudadano de Seattle cuesta de conocer en profundidad, es fácil que de entrada se muestre agradable y educado, pero le cuesta entregar su amistad desde el primer momento. No pudimos llegar a comprobarlo como para poder afinar tanto, pero si para confirmar que te hacen sentir a gusto recorriendo su ciudad. Seattle tiene el tamaño ideal para no resultar inmensa e irrecorrible y no demasiado pequeña como para resultarte insulsa o aburrida. Pudiendo adecuar un sinfín de puntos a recorrer en una línea imaginaria creada según interés propio.

Recorrimos la ciudad a pie, ayudándonos de las recomendaciones que nos dieron Brendan y Amy y mediante un pequeño mapa que nos había dibujado Neil, con los puntos más interesantes a tener en cuenta según su opinión.

Cuando llegamos a un lugar, nos gusta dejarnos llevar por lo que a cada persona en particular le parece más interesante. Muchas veces pueden acompañarnos y otras como sucedió en Seattle simplemente nos guían en el recorrido.

The Seattle Public Library: Esta biblioteca posee, a mi parecer, una línea arquitectónica moderna muy curiosa. A veces, los edificios tan modernos suelen no encajar con la ciudad, o bien con el lugar asignado pero en este caso el edificio en si le da especial encanto a la zona donde está situado.

Es inmensa, dividida en áreas,  una de ellas dedicada exclusivamente a niños, donde durante el año realizan diversas actividades, individuales y grupales. Puedes incentivarles con facilidad. Hacerles aprender casi sin darse cuenta. Llegando a saborear ese particular saber que los libros pueden proporcionarnos, si se consigue plasmar en los niñ@s el amor a la lectura y trasmitir el interés por el saber, que normalmente todo niñ@ tiene de manera intrínseca.

Fremont Troll: Como todos los trolls tiene una historia simpática detrás. Apareció debajo de un puente, mirándonos con grandes ojos y una nariz prominente. Nos acercamos con mucho sigilo y conseguimos besarle en la mejilla sin despertar su furia, más bien percibimos una tímida sonrisa.

Broadway Avenue: Recorrimos esta avenida un sinfín de veces en nuestro día a día. Es alegre, vital, con un ritmo propio. Las vidas de las personas que se cruzan en tu camino van pasando, te sientes en compañía. Disfruté por fin de un café expreso en el “Vivace Coffee” donde la camarera en un último gesto con su muñeca, consiguió dibujar un corazón en la crema del café. Bailamos en las aceras siguiendo las huellas de los zapatos que interpretaban pasos de baile: chachacha, merengue, tango… Intentamos seguir la sucesión de pasos, nuestros pies liados entre un son y su siguiente.

Pike Place Market: Un lugar interesante, a orillas de mar, donde observar un ajetreo intenso entre compra y venta de productos locales: pescado, flores, artesanía… Una disparidad de productos donde tus sentidos quedan sobreestimulados.  Entre sus calles, Ishi descubrió a un pianista al aire libre, intercambiaron un saludo y seguimos nuestro paseo en busca del acuarium y del puerto.

Salmon Cooker: En el Puerto, entre los diferentes “piers”, encuentras opciones varias para comer. Guiados por las indicaciones de Neil, disfrutamos al lado del mar de un fabuloso y típico “Alder smoke salmon” (salmón ahumado),  de una deliciosa sopa de cangrejo que los niños no dejaron de rechupetear hasta el final, y de unas patatas de lo más crujientes. Al día siguiente repetimos, sin pensárnoslo dos veces.

International Fountain: La encuentras en “Seattle Center”, a escasos metros del “Space Needle”. Una fuente de escultura modernista, con un sinfín de chorros de agua programados con diferentes presiones de tiro. Todo acompasado por músicas del mundo, que acompañan el alegre fluir del agua. Seduciéndote, desciendes entre sus chorros, tu ropa va humedeciéndose, saltas, disfrutas, extiendes tus brazos al aire, mientras el agua resbala por tus mejillas hasta que finalmente acabas toda empapada.

En fin, Seattle está llena de gratos rincones a recorrer, pasamos unos días muy agradables en esta ciudad con gran encanto.

Los vídeos de Vodpod ya no están disponibles.

Esta entrada fue publicada en EEUU / USA. Guarda el enlace permanente.

Una respuesta a Seattle. Deliciosa en cada uno de sus posibles caminos

  1. ester dijo:

    Animo FAMILIA ya llevaís dos meses de viaje…. y nosotros desde nuestra casa viajando con vosostros ,je,je…que comodones somos…!! Bonitas fotos y preciosos textos… Gracias por compartirlas con todos nosotros.

Deja un comentario