Livingston (Montana). Rhonda y Monty nos abren sus puertas

Para situaros, Livingston está situado en el suroeste del Estado de Montana, a la orilla del rio Yellowstone y al norte del Parque Nacional de Yellowstone.

A nuestra llegada, Livingston estaba en plena efervescencia, eran días festivos, conciertos al aire libre, exposiciones de arte… la gente disfrutaba de los eventos de verano.

Al llegar a la dirección indicada, no contestó nadie. La luz de varias lámparas iluminaban la casa, la televisión se veía encendida desde la ventana, y un perro ladraba al sonar el timbre.

-“Hello, hello, Rhonda we have arrived. Anybody home? rufff rufff rufff…”

– “Hola, hola. Rhonda hemos llegado. Hay alguien en casa? guau,guau,guau.”

Que extraño!!!. Eran ya las 8 de la noche. Habíamos quedado hacia las siete  y en el mail recibido estaba todo conforme, nos esperaban. En nuestro viaje siempre se van sucediendo pequeños imprevistos.

Como tenemos ordenador portátil con Skype, no hemos visto necesario, por el momento, llevar teléfono móvil propio, lo cual no es un inconveniente, salvo en contadas ocasiones, como la que nos ocupa. Necesitábamos localizar un teléfono público. No nos damos cuenta, pero desde que se inventó el teléfono móvil, el uso de teléfonos públicos está cada vez más en desuso y a veces es dificilísimo dar con uno. Fuimos a un motel cercano, y finalmente el recepcionista nos dejó su móvil para realizar la llamada. Qué curioso!!!, en nuestro afán de dar con un teléfono fijo, no nos quedó otra que sucumbir a la última tecnología de una exuberante Blackberry. Rhonda nos dijo que la puerta de su casa estaba abierta y que entrásemos, que no nos preocupásemos por el perro, es completamente inofensivo, ella llegaría en breve…. Así conocimos a Monty, un foxterrier blanco, alegre, dando saltos de alegría, oliéndonos y subiéndose a nuestras rodillas a modo de saludo.

Paseo matutino y barbacoa vespertina. Tomándonos un día con calma

A medida que vamos avanzando nos damos cuenta que, de tanto en tanto, hay que dejarse llevar por la tranquilidad de un simple paseo.

Normalmente, los niños de por si son madrugadores, pero yo diría que los nuestros disfrutan de las primeras luces del alba y ganarían el concurso al más madrugador.  Por otro lado son un encanto pues actualmente han comprendido que si quieren ver a los papas de mejor talante es preferible dejarles dormir un poco más.

Rhonda es una mujer de mediana edad, con mucha energía, vital, cálida y muy alegre. Fue muy sencillo sentirse a gusto en su compañía. Nos invitó a un paseo matutino a orillas del rio y por la tarde a  una barbacoa en la casa de unos amigos.

Tras un desayuno ligero, salimos en marabunta a pasear a Monty. Noa e Ishi consiguieron agotarlo en su afán por disfrutar de él.  Le manoseaban, le estiraban la cola, le hacían dar saltos. En cuanto llegaban a casa iban directos a su encuentro y le explicaban los eventos del día como a uno más de sus amigos.

El parque, cinco figuras paseando un foxterrier, en busca del lago de los patos, unos trocitos de pan lanzados al agua con gran entusiasmo, el deleite de los patos engullendo esas migas mojadas, unas carreras detrás de una pelota, una portería, muchos goles… un paseo a través del parque, siguiendo el camino que bordea el rio, cinco figuras disfrutando de un simple paseo matutino.

Por la tarde, los amigos de Rhonda nos esperaban. Muchos de ellos son artistas, pintores, fotógrafos, escultores, músicos… Aprovechando el festival en Livingston, invitaron a la barbacoa a unos amigos miembros de una banda de música, que tocaron en directo ambientando y dando un punto diferente al encuentro.

Dos guitarras y  una voz de mujer nos saludaron y nos dieron una grata bienvenida. La cantante, Ashley, nos regaló el ultimo  de sus CD. Aqui os dejamos la pagina web de grupo «Little Jane and The Pistols Whips» donde podeis disfrutar de su música ( www.littlejaneandthepistolwhips.com ). El vecindario fue apareciendo y con ello los niños y la posibilidad de juegos iban aumentando. Ishi y Noa se perdieron entre ellos. Finalmente el idioma no es tan importante, la capacidad del ser humano es infinitamente superior a lo que a veces nos pensamos. Los gestos, las miradas, las sonrisas, son el espejo del alma y una gran fuente de expresión.

Entre grupos de personas, al principio del todo desconocidas, la tarde paso, recreándonos entre conversaciones amenas. Y los desconocidos, ganaron nuestra confianza. Entre risas y juegos, el sinfín de palabras se convirtió rápidamente en una cálida noche compartida entre amigos.

Fiesta de pijamas. Confidencias a medianoche

Ishi se encontraba mal. Le acosté en nuestra cama. Lloraba. Cayó rendido al lado de su aita (papa) que le acariciaba suavemente el cabello entre sus manos.

Entorne la puerta y fui en busca de Noa, quien con ojos como platos se tronchaba junto a Rhonda con ganas de más fiesta.

Nos pusimos el pijama. Es agradable, cuando llega la hora, te desprendes de la ropa, te liberas de ataduras y te sumerges entre las sabanas. Un sofá cama, dos gatos, uno de ellos enorme, gordo como un botijo, Monty, blanco y suave, se diría de algodón, Rhonda, y Noa sin ninguna señal de sueño.

Juegos, bromas, simpatizamos, compartimos confidencias, conversando entre susurros, una niña con su pijama, alegre, entre dos mujeres. Monty dejándose acariciar. Una película de Walt Disney de trasfondo. Finalmente la noche conquistó nuestros parpados que lentamente se cerraron en un sueño profundo.

Good night Rhonda, Goodnight Noa, Goodnight Diana, sleep well Monty

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