Hasta 1950, Nepal ha permanecido cerrado al mundo, fueron los alpinistas quienes buscando nuevas realidades descubrieron un país con infinitas posibilidades. Un pequeño país limitrofe con India y Tibet, que te embriaga en esa cultura milenaria, una extraña fusión India, china y tibetana. Recorrimos Nepal de este a oeste. Un viaje apasionante desde el valle de Katmandú, en la hermosura de sus templos hindúes y budistas refugiados entre las cumbres más altas del planeta hasta Pokhara, siendo esta una pequeña población de montaña nacida a orillas del lago Phewa. Picos montañosos que surgen de entre las nubes, paisajes impresionantes que te dejan sin habla haciéndote sintonizar con la naturaleza en su estado más puro. El reflejo de estos parajes brilla deslumbrante, devolviéndote mágicas imágenes invertidas sobre sus aguas. En el horizonte, imponente, descubres sin gran esfuerzo la inmensidad de los Himalayas, hogar del gigantesco “Jety”, siempre enigmático y abominable hombre de las nieves o más conocido como “Migou” por los tibetanos.
Namaste o नमस्ते Nepal
.- Namaste.– Uníamos las manos delante del pecho en una pequeña reverencia.
Desde que descendimos del avión, una de las palabras que aprendes es “Namaste”. Me devolvió a la India, la cual había visitado a solas con Ángel hacia unos años. Es un placer levantarte e intercambiar esa forma de saludo.
No es solo la dulzura del sonido al pronunciarla, es la sonrisa que recibes a cambio, la calidez que desprende entre dos personas, y su significado, pues no es únicamente un saludo, es una manera de honrar a la otra persona, mostrándole respeto y agradecimiento. Es una palabra en sánscrito, lengua sagrada de la India, lengua del yoga, donde los mantras se nutren. Y su significado, lentamente, a medida que los días se iban sucediendo, se nos fue revelando
“Yo honro el lugar dentro de ti, donde el Universo entero reside.
Yo honro el lugar dentro de ti de amor y luz, de verdad, y paz.
Cuando tú estás en ese lugar en ti, y yo estoy en ese lugar en mí, somos sólo Uno”
Pokhara, un punto de partida hacia la inmensidad
Pokhara es el punto de partida de muchos trekkings, desde pequeñas excursiones a largos abordajes al Himalaya. Los artículos de material de montaña eran muy variados, siendo un constante las tiendas especializadas en la falsificación de grandes marcas deportivas. Ahora bien, si preguntabas al respecto, cualquier respuesta era un enigma. A veces me pregunto, cómo es posible que subsistan tantas y tantas tiendecitas dedicadas unas tras otras al mismo tipo de producto. Se diferenciaban cuatro tipos de lugares, hoteles, restaurantes, cada cual con un estilo más diverso, tiendas de deporte y tenderetes de artesanías nepalíes.
Por supuesto, una vez salías de la gran avenida, te adentrabas en un mundo salpicado de pagodas tibetanas donde el aire espiritual ligado a la belleza del entorno intentaba equilibrar esa desmesurada efervescencia que conlleva el turismo. El flujo de personas era de lo más variopinto, hippies asentados, nepalíes, tibetanos y turistas asombrados, maravillados, extasiados y anonadados por cada uno de los movimientos que se sucedían en ese pueblito a la vera del lago Phewa. Y la noche nos arropo dejando que el sueño nos invadiese meciéndonos en su suave melodía nepalí, un canto a la vida.
Un Canto a la vida, a la alegría, a esos infinitos caminos a recorrer
Los primeros rayos despejando y anunciando el día.
El olor inconfundible del café por la mañana.
Una risa sonora que trasciende bien alto.
Un humor contagioso que desprende carcajadas sinceras.
La alegría de vivir de forma intensa.
Un suave sonido inunda la estancia.
Movimiento sutil de un cuerpo bailando.
El compás, el vaivén, la energía acompaña.
Un sinfín de notas se desprenden sin pausa.
Un músico comparte, disfrutando, alterando el ambiente.
El llanto de un niño que reclama un abrazo.
Un cálido abrazo que arropa ese llanto.
Un llanto apagado, trasformado en sonrisa.
Una manita entrelazada en una gran mano.
Un padre feliz, suspira a su lado, siguiendo el camino.
Esas pequeñas cosas que te regala la vida.
Esos ligeros instantes a saborear.
Pudiendo pasar rozando, casi sin ser vistos.
Esas diminutas sensaciones que te rodean.
Esos olores profundos que te trasladan a un mundo de felicidad.
El inicio de un viaje, la incertidumbre en la espera.
El regocijo de compartir una nueva cultura.
Un amigo, una amiga, una familia que te acompaña en su recorrido.
La ilusión, el jolgorio, la risotada, hilaridad imprecisa.
Días intensos, crecimiento familiar, unión incondicional.
Familia trotamundos
Sarangkot, una excursión nocturna
Mañana madrugaremos muchísimo y ascenderemos por la ladera de la montaña con linternas hasta llegar a Sarangkot, asi que ya estáis espabilando para iros a dormir en un periquete.– la sentencia era firme.
– Papis, con linternas en la montaña, Saran…. que…… guauuuuu, como mola.- Ishi ya empezaba a alterarse, lo teníamos merecido por explicar la sorpresa antes de tiempo.
– Mami, yo también querré una linterna, preparamos un aperitivito, y porque no dormimos también en la montaña.- Noa daba brincos encima de la cama.
Un taxi nos esperaba a la puerta del Butterfly lodge, la oscuridad de la noche se veía mancillada por una luna casi llena y un sinfín de estrellas. Refrescaba, Ishi y Noa tenían un aspecto muy divertido con sus caritas de ojos legañosos reflejando claramente que si fuera por ellos abrían seguido durmiendo. Pero al mismo tiempo, en el trayecto del taxi iban sintiendo la excitación que les provocaba esta nueva aventura.
Nos despedimos del taxista y nos adentramos por un camino ascendiendo entre piedras, y pequeñas casitas que delimitaban el paso.
– Aita, tengo una luz mágica, sígueme, yo soy vuestro guía.– Ishi ya había despertado del todo, no sabe estarse quieto.
– Mami, me das la manita, es muy largo el camino.- Noa no acababa de entender porque ir en la oscuridad de la noche y no esperar a que se hiciese de día.
– No Noa, tenemos que llegar a Sarangkot, antes de que despunte el alba, veras que hermoso, te llenaras de energía.
– Jo mami, es que hace frio, y mis pies no quieren caminar hoy.- Noa protestaba con cara picara.
Tiene un sabor especial adentrarte en la oscuridad de la noche, los olores y sonidos se intensifican, la sensación de libertad se despierta y todo aflora al estar en penumbra. No teníamos mucho tiempo que perder pues el amanecer estaba al caer, apuntábamos a llegar a la cima antes de que surgiesen los primeros rayos del sol delineando el contorno de las montañas. Fue un momento especial, el cual saboreamos rodeados de un paisaje que nos reforzó lo mágico que es estar juntos, lo espectacular de los espacios naturales, la fragilidad que existe en el cielo cuando los primeros rayos de sol acarician las cumbres. El amanecer nos regaló un maravilloso “namaste” en su fusión de colores, de cielos dorados, rojos, naranjas y violetas haciéndonos sentir una grata sensación de felicidad. Y desde el otro lado de las montañas, una voz nos llamó diciéndonos que tras el descenso podríamos conocer el reflejo del Himalaya sobre las aguas del lago, allá en lo alto, desde la “World Peace Pagoda”.
Butterfly Foundation in Nepal
Habíamos contactado de antemano con Mr. Govinda, gerente del hotel y fundador de la Fundación Butterfly en Nepal. Parte de los benéficos del hotel, sabias que se destinaban directamente a su fundación. La Fundación Butterfly es una organización sin ánimo de lucro que apoya a familias de bajos recursos en Nepal y que está basada en Pokhara.
“We work directly with the local communities to find lasting solutions to poverty and injustice. Through child sponsorship in Nepal we aim to give our children the access to education, that will help lift them out the poverty trap. We seek to help and to be helped to ensure that poor people can improve their lives and livelihoods.”
“Trabajamos directamente con las comunidades locales para encontrar soluciones duraderas contra la pobreza y la injusticia. Mediante el patrocinio infantil en Nepal, con el objetivo de darles acceso a la educación, que ayudará a salir de la trampa de la pobreza. Procuramos ayudar y ser ayudados asegurando que la gente pobre pueda mejorar sus vidas y sustentos”
Conocimos a los niños, a las profesoras que conviven a diario con ellos, a una voluntaria que estaba pasando unos días en la fundación. Compartimos experiencias, jugamos, saboreamos la comida preparada, bailamos y cantamos intercambiando algunas palabras.
– Hola bonita, me llamo Diana.- La niña de las coletas al estilo “Pipi Langstrum” (Pipi Calzaslargas) me seguía a todas partes.
El tiempo como siempre en estas situaciones, paso fugaz, las caras de los niños hablaban por si solas, niños de ojos enormes, llenos de energía, inquietos, abrían sus manos en busca de abrazos. Ángel, Ishi y Noa se destaparon mostrando su destreza al cuidado de niños más pequeños. Sueños de niño hechos realidad o sueños de adulto en los que ves posible como la humanidad desprende, en cuanto te acercas, un amor incondicional. Solo hay que tocarles las manos, sonreír, mostrarte cercano, acercarles la cuchara de papilla hacia sus labios, sonarles la candela que les cae de la nariz, abrazarles si lo precisan, escuchar cómo se sienten, percibir toda esa alegría que encierran y que te regalan sin siquiera haberles dado tiempo a conocerte mejor.
La interesante y animada Katmandú
Que decir de Katmandú. A veces Nepal queda como un destino menos conocido, o bien menos atractivo, con no tanto que ofrecer como otros destinos. Y la verdad es que el sabor que nos ha dejado ha sido como el de degustar un nuevo plato con una receta milenaria, misteriosa y exquisita. Nos ha dejado aquel regusto incierto del querer repetir y descubrir los secretos de su encanto. El mundo se abre a tus pies paseando por Katmandú, el espíritu de su gente se aprecia en cada rincón, un gran hormiguero repleto de vendedores que abarrotan las calles con sus infinitos puestos que te embriagan de colores. Palacios reales, venerados dioses hindúes sobresalen en los templos, esculturas eróticas describiendo la mitología. Sorprendentes cultos chamánicos que hacen que tus ojos no sepan hacia dónde mirar, un grupo de ancianas debatiendo en un templo, lo que daría por saber su idioma, la expresión de sus caras era un primor de sabiduría.
– Namaste señoras, ¿solucionando los problemas del mundo?.- Sonrisas al responder.
Hay un lugar en Katmandú que nos traía de cabeza, pues si Nepal es una amalgama de culturas la gastronomía del país la conocimos de las manos del Yak Restaurant. Un lugar ideal donde degustas algunos de los platos más sabrosos. Entre “momos tibetanos”, “queso de leche de Yak”, “sopa Dal” y una cerveza tibetana servida en un barril lleno de semillas disfrutábamos de las últimas horas del día. Que bien sentaba esa cena calentita, y la bebida, semillas de mijo de un color negruzco y que mezclaban con agua hirviendo. El sabor me resultaba similar al del sake. Todavía a día de hoy cuando nos trasladamos a Katmandú en nuestro pensamiento, nuestros pasos se dirigen hacia el Yak Restaurant, nos sentamos en una de sus mesas recordando el sabor de ese queso de búfalo tan intenso y sabroso que consigue que se nos haga la boca agua.
Nos podíamos haber perdido entre el gentío, parecía una avalancha de personas, casi todas en el mismo sentido, la vida del mercado es apasionantemente viva, tome a Noa sobre mis hombros, me daba más seguridad. Ishi se adelantó con su aita. Nos detuvimos en un parking de motos, increíble poder encontrar un poco más de espacio. Y en cambio hacían magia de la nada transformaban un metro cuadrado en cuatro.
– Mami, cuantas personas que somos en el mundo verdad?.- Desde mis hombros Noa lo veía todo desde otra perspectiva.
– Si cariño, no es precioso, mira cuanta vida, eoooo, nepalis!!!, nosotros somos de Barcelona.
La ciudad guardaba tesoros a cada paso, en cada rincón, entre las calles, las plazoletas, constituyéndose un paisaje urbano fascinante como aquel bombón misterioso que en su interior guarda un increíble, único y especiado licor que nos hace ante todo soñar.
Antes de dormirse, Noa dibujó un unicornio, lo puso bajo su almohada, y se fue a dormir con una sonrisa en sus labios explicando que su amigo aparecería en sus sueños y juntos se irían de nuevo hacia el Himalaya.
Katmandú desde las afueras
Recorrimos las afueras de Katmandú guiados por el primo del dueño del hostal en el que nos alojábamos. A unos 11 km del centro, dirección noreste, encuentras una de las mayores estupas esféricas en Nepal, Boudhanath representando un mandala y destacando el dibujo de unos enormes ojos que parecían leer en lo más profundo de tu alma. Las estupas son un tipo de arquitectura budista y yaina hecha para contener reliquias y que deriva de los antiguos túmulos funerarios.
La vida del barrio tibetano de Bodhnath gira entorno a su estupa. Se construyó allí por estar en la ruta del Tibet que pasaba a través del Valle de Katmandú. Antiguamente, peregrinos y viajeros hacían una parada en Bodhnath pidiendo protección para el viaje o agradeciendo el haber llegado a destino sin percances. Hacia la tarde la afluencia aumenta y los budistas realizan sus ofrendas, circunvalando el templo en el sentido horario hasta que el día decide evadirse en la oscuridad de la noche.
Callejeamos antes de llegar a la entrada, toda ella rodeada de tiendecitas donde podías comprar elementos para el culto, rezo u ofrendas. Entre tanto, nos cruzábamos con oleadas de nepalís que venían fervientes a visitar la amada estupa. Los inmensos ojos seguían observándonos desde su cúpula, y nos adentramos sin miedo, en esa inquietud que te invade cuando algo no acaba de ser conocido, queriendo descubrir un poquito más de todo lo que nos ofrecía, su significado sigiloso permanecía escondido en lo más hondo de esos ojos que representaban la sabiduría de Buda, y al salir nos encontramos de nuevo con la realidad, un grupo de niños de unos 8 a 12 años esnifaban cola en una bolsa de papel.
– Mama que hacen esos niños, tienen los ojos raros ¿Porque están solos?.- Ishi preguntó preocupado, sin entender.
– Probablemente son niños de la calle, no deben tener padres, o bien no se ocupan de ellos, y están inhalando pegamento, para colocarse y así huir de la realidad.- Preferí contarle la verdad.
– Jo mama, pero si tienen mi edad. ¿Cómo hacen cuando tiene hambre o sed?
– Si cariño, la vida les está tratando con una dureza que no merecen. Ya me gustaría que fuese sencillo el poderles proporcionar una solución, pero por el momento al menos yo no la tengo.
El templo de Pashupatinath, puente entre hombres y dioses
Que felicidad amanecer a su lado y ver todo aquello que más amas en el mundo. Es tan diferente ver la vida a través de los ojos de tus hijos, todo adquiere un cariz que irradia trasparencia, pues parecen juntarse dos maneras de observar el mundo, desde el niño que eras y desde el adulto en que te has convertido. Por ello, ser madre a veces es tan difícil, tienes que aprender de nuevo sobre lo aprendido erróneamente, desmitificar y colocarlo todo de acuerdo a como realmente lo sientes, lo percibes, y lo vives en el ahora, en tu presente.
Entrar en el templo de Pashupatinath en familia y explicarles a nuestros hijos lo que verían una vez dentro fue algo que personalmente me revolvió en un sinfín de pensamientos contradictorios. Si bien, ya durante todo el recorrido por Latinoamérica, te das cuenta de que la cultura está presente en cada ritual, y de que nos despedimos de nuestros seres queridos de formas muy diferentes dependiendo de nuestras creencias.
En Nepal se confirmaron con fuerza que la visión que uno tiene sobre la muerte en nuestra cultura occidental esta erróneamente ligada al dolor, al sufrimiento, a la negación del final de un ciclo que al fin y al cabo es ley de vida.
“El lugar más impactante de Katmandú es el templo de Pashupatinath, a orillas del río Bagmati –una arteria del sagrado río Ganges–, que al descender del Himalaya “comunica” a los hombres con los dioses. “
Rigveda, antiguo texto sagrado de la India
Y a través de los ojos de nuestros hijos pude ver uno de los templos del dios Shiva en su ambivalente papel de creador y destructor. Cada día descienden los fieles por las escalinatas del templo, hasta el rio Bagmati, cuyas aguas purifican sus almas. De la nada sentados entre los escalones meditando, te sobresaltaban las figuras de los “Saddhus” hombres sagrados, tiznados con cenizas en sus túnicas anaranjadas y sus largas cabelleras trenzadas en lo alto.
Las piras funerarias sobresalían en los diferentes “Ghats”, escalones cerca del rio, donde los familiares rodean a su muerto, en un último adiós dándole de beber agua del rio sagrado antes de proceder en la incineración. Acompañado de sus seres queridos, el cuerpo va desapareciendo, transformándose en cenizas que serán trasportadas por el rio al encuentro de su Karma. La corriente del rio abrió las aguas creando un puente entre hombres y dioses, trasladando sus cenizas y liberándolas del sufrimiento de la vida.
– Vamos niños, ya es hora de ir a casa.- Miraba a mis hijos con cierta inquietud, intentando saber si estaban digiriendo todo lo acontecido.
– No mami, espera, queremos ver como se apaga el fuego y sus cenizas se despiden en el agua.- Noa e Ishi miraban fascinados el fuego, parecían serenos forjándose probablemente una idea más cercana sobre que es realmente la muerte.
Chitwan National Park el corazón de la selva
Recorrimos el parque desde varias de las posibilidades que ofrecían, desde las alturas del lomo de una elefanta en ese contoneo constante, entre los brincos y traqueteo en el asiento de un jeep, descendiendo suavemente en una sencilla canoa de madera meciéndonos a través del rio y disfrutando del silencio, y a pie dirigidos por nuestro guía adentrándonos en la selva a través de senderos serpenteantes. Chitwan significa “el corazón de la selva”.
La familia real nepalí recorría esta gran extensión desde el siglo XIX como terreno de caza. En el año 1984 el parque fue declarado Patrimonio Mundial de la UNESCO. Los tharu, un grupo étnico, originarios de Terai, disfrutan de esa belleza a diario. La comunidad indígena son considerados descendientes de Siddharta Gautama fundador del budismo. El elefante seguía su recorrido, las copas de los arboles parecían cercanas, nos encontramos con un increíble rinoceronte de un solo cuerno, nos sentíamos seguros desde la grupa y con la posibilidad de observar al magnifico ejemplar desde un lugar privilegiado, gacelas, infinidad de pájaros, todo colorido, cocodrilos, la fauna era un constante y el entorno natural un tesoro que crecía libre y lleno de esplendor.
– Mami, ¿el tiempo cuando pasa a dónde va?
– Pero que quieres decir con ¿a dónde va? – la pregunta de Ishi me dejo pensativa y me asombró al mismo tiempo.
– Pues sí, todos esos minutos, las horas, una vez han pasado donde van a parar, que es lo que hacen, vuelven de nuevo de regreso……
– Caray que te has despertado filosófico hijo, déjame ver cómo responder a ello ¿ y tú que crees?.- Le conteste dándole la vuelta a la tortilla, dejando la pelota de nuevo en su campo.
– Mami son los gnomos los que se encargan de recoger el tiempo y ponerlo de nuevo en el reloj.- Noa había aportado la solución.
No os podría decir que es lo que disfrutamos más, si las conversaciones que se establecen en familia, la bendita naturaleza, los silencios compartidos, puesto que desde el silencio también se dice tanto, los nepalís gente amigable, sencilla, tranquila, el amor que sientes por los animales, y lo que te transmiten guiándose únicamente por el instinto, vuelves a querer nacer y crecer en ese entorno sin barreras, aprendiendo a vivir y dejándote llevar en ese ciclo de la vida.
– ¿Si volvieses a nacer que animal te gustaría ser?.- Los niños dormían, las manos de Ángel masajeaban mis pies, no podía desprenderme de la mirada del rinoceronte, tan directa, tan viva.
– A mí, ¡ummmm!, a mí una mosca cojonera, Diana, una mosca cojonera.- jajajajaja la explosión de risas casi despierta a los niños.
Guauuuuuuuuu….si me dijeran haz las maletas ahora mismo y elige un lugar a donde quieres ir…no lo dudaría…NEPAL…TIBET…BUTAN….es un de los destinos que mas deseo desde niña y que espero que la vida me de la oportunidad de conocer…gracias por trasladarme por unos instantes allí. Un abrazo familia y buen viaje.
Hola Ester
Siempre es una alegría tener noticias tuyas. La verdad es una gozada saber que conseguimos trasladarte aunque sea solo a través de los escritos, las fotografías y gracias a los sueños. No esperes un vagón concreto y salta a ese primero al que te saluda, lo ves, que seguro esta vida te regalara el hacer realidad tu deseo y conocer de primera mano Nepal, Tibet, Bhutan y quizás quien sabe lo que te deparará…..
Un abrazo de ese vagón que te esta esperando. 🙂