Reencuentros varios en Tailandia

Como me gustaría poder veros por un agujerito

De los dos meses que pasé en Barcelona, la de veces que tras conversar con ellos, lo último que les decía era:

–           Como me gustaría poder veros por un agujerito.

Entre los murmullos diversos que escuchaba entre países. Fueron muchas veces el saber de ellos a través de las voces de mis hijos contándome sobre sus desventuras, el eterno ¿Cómo está el abuelito?, el ansiado ¿Cuándo podrás regresar? Y el tierno, “te queremos mami un abrazo de oso, vuelve pronto”. Y a mi demanda de ese agujerito, Ángel compuso el vídeo de los elefantes y de su estancia en Sayaboury. Sentí cerca el apoyo de mi familia y amigos, redescubrí a mi padre, siendo un placer verle cada vez más recuperado sabiendo que pronto me encontraría de nuevo con ellos.

Del Skype al abrazo en Bangkok

Los ciclos en la vida se abren y se cierran, no sé exactamente como, pero así funciona, al menos respecto a mi manera de observar el mundo. Durante el viaje han sucedido un sinfín de acontecimientos, a través de los cuales maduramos, crecemos, abrimos los ojos, lloramos y reímos a la vez. Qué difícil es aprender, deambulando a través de un fino hilo que sin darte cuenta te va guiando y te lleva a descubrir aquello para lo que realmente, sin saberlo, ya estabas preparado.

Las horas de avión pasaron fugaces en los cien mil pensamientos que me inquietaban. Me conmueve el acercarme a mi cultura, poco a poco las voces, la lengua, los gestos, la manera de vestir que te rodea, te reafirma que cada vez estas más próximo a tu lugar de origen. Mientras que cuando vas en sentido contrario, todo se va trasformando y paulatinamente esos  sonidos, olores, afinidad que te envuelve y que te resultan tan cálidos, van diluyéndose, desdibujándose y transformándose en algo diferente que te revelara una nueva cultura con formas a primera vista bien diferentes.

El avión aterrizó en Bangkok, la maleta me esperaba rodando en la cinta, y allí estaban Noa, Ishi y Ángel tras esa línea que separa los pasajeros de los familiares. Que ternura poder abrazarles de nuevo y sentirlos entre mis brazos.

Mae Sot, rencuentro con Marc

Marc en la "Chicken School"Marc ha estado en nuestra retaguardia, en Barcelona, desde el inicio de nuestra odisea. Todo fue pura casualidad o bien para quien no crea en las casualidades estaba en nuestro destino cruzarnos en el camino. Ángel y él se conocieron mientras que preparábamos el viaje, y entre ambos surgió ese tipo de entendimiento que lleva a las personas a ayudarse mutuamente. Es un apasionado de los viajes, de carácter alegre, muy motivado por temas sociales y humanitarios. Nos ayudó a crear nuestra pagina web, de echo la idea de Educaction se fue desarrollando mientras nuestros lazos se hacían mas estrechos, los videos de los preparativos y una de las fotos que mas me gustan de la familia, aquella que consta en la portada en que salimos uno detrás de otro con nuestros manos cogiendo los hombros del siguiente en edad, nos la tomó Marc el en la playa de San Pol de Mar, una semana antes de nuestra marcha. Tras ese seis de Julio del 2011, siempre hemos mantenido contacto, siendo nuestro anclaje en Barcelona y haciendo un poco de moderador cuando perdíamos la objetividad. Él, forma parte del equipo que creo la ONG Colabora Birmania, que trabaja desde hace años en Mae Sot colaborando a través del voluntariado. Definitivamente este año se ha liado la manta a la cabeza y ha decidido ir a vivir y seguir trabajando desde allí.  Mil gracias Marc por mostrarnos un poquito más de mundo bajo tu cálida compañía.

 “ Colabora Birmania lo formamos un grupo de personas que hemos trabajado en Mae Sot (Tailandia) a través de un voluntariado.
Durante meses vivimos las injusticias y el sufrimiento de los refugiados e inmigrantes birmanos y hemos optado por quedarnos de forma permanente y crear Colabora Birmania.
A través de esta ONG aportamos nuestros conocimientos, experiencia e ilusión para mejorar las condiciones de vida de la población birmana desplazada en Tailandia por uno de los conflictos más atroces y olvidados de Asia.
Estamos en Mae Sot (Tailandia). Esta población se encuentra a 4 km de la frontera con Birmania. Su situación fronteriza hace que sea el lugar donde se forman más asentamientos de birmanos, inmigrantes y refugiados, que huyen de la pobreza y opresión de su país. Cruzan el río que les separa de Tailandia y llegan a este país con la esperanza de mejorar sus vidas.”
Carmen, Marc, Meri, Javi y Claudia

De Barcelona a Mae Sot

Marc en la "Chicken School"En el inicio, al principio de nuestro encuentro en Barcelona ya noté un “feeling” especial. Ha pasado más de 2 años y aunque estemos lejos, siempre he pensado que tenemos una unión muy fuerte. Pero no ha sido hasta ahora, que la familia viajera ha venido a Mae Sot en Tailandia, cuando he notado que se ha cerrado un círculo. He seguido su viaje como si fuera el mío, he disfrutado como el que más con sus experiencias y por fin, ahora ya puedo decir que soy un trozo pequeño de esas mismas… Ángel, Diana, Ishi y Noa han estado aquí! 🙂

Después de más de un año de emails y skypes (bendita tecnología) he podido verlos y estar con ellos unos días. Su viaje no es cosa fácil así que al llegar a Mae Sot se dejaron llevar y me tocó el papel de guía y mostrarles la ciudad, y la situación birmana en esta parte del país.

Vivir en Mae Sot es como vivir en un pueblo que es como si fuera el fórum de las culturas. Población multiétnica compuesta de tailandeses, birmanos, chinos, karen, musulmanes, etc…

Los que predominan más son los birmanos, con una población de casi 2 millones en todo el país, viven muchos de ellos de forma ilegal. Muchos han tenido que huir de su país a causa de la dictadura militar que gobiernan, y han tenido que buscarse una vida mejor al otro lado de la frontera. Los niños de estas increíbles personas se merecen una educación y una infancia digna.

Estar a diario con estos niños es como convertirte de nuevo en uno de ellos, irradian inocencia y transmiten esa sonrisa tan pura. Cada día pienso la suerte que tengo de encontrarme aquí y de poder compartir momentos con esta gente. Sin quererlo muchas veces nos ayudan más que nosotros a ellos.

Al estar con la familia me fijé en ellos. Ishi y Noa llegaron a las escuelas un poco tímidos, pero al cabo de un rato, ya estaban corriendo, jugando con ellos, y hablando con gestos y sonidos. Que más da si tienen el pelo rubio o moreno, si tienen los ojos grandes o rasgados, si vienen de oriente u occidente, los niños son niños y fue una gozada verlos juntos.

Por fin pude hablar largo y tendido con Ángel, como siempre, no para de darle vueltas a la cabeza con temas y nuevas ideas. Seguro que serán de lo más interesantes. Tu mente nunca descansa! También pude ver el cariño y la paz que transmite Diana sobre todo con sus hijos, bendita bendición! Qué bien te habrá ido esta habilidad durante el viaje! Y finalmente los niños: Ishi, ese culo inquieto, siempre curioso y con ganas de aprender y la pequeña Noa, ojalá nunca pierdas esa inocencia que te hace ser tan especial!

Ha sido un placer estar con la familia, que me hayan hecho partícipe de su proyecto y haber compartido su experiencia en esta parte de Tailandia.

Os sigo, soy vuestro fan y nos vemos muy pronto! 😉

Marc Komas

Un día en el “Chicken School

“El Chicken School es una guardería que cada día recibe a 85 niñas y niños birmanos. Durante todo el día son atendidos por personal local y Colabora Birmania cubre todos los gastos de mantenimiento de la guardería y de alimentación de los niños.”

Colabora Birmania ONG en Tailandia

 –          Mañana iremos a comprar al mercado la comida que necesitan en el “Chicken school”, me tendréis ayudar vale chicos.- Marc estaba implicando a los niños en la visita de mañana.

–          Vale, ¿Y para cuantos días compraremos, que tenemos que comprar?.- Ishi y Noa estaban contentos de ayudar.

Los mercados son realmente fantásticos, es una presencia constante de estímulos para tus sentidos, colores, olores, y ese fluir de las personas en su trajín por encontrar lo necesario para la semana, o bien ese mismo día, pues muchas de las familias viven comprando con lo necesario para ese día. Marc esta progresando en su tailandés, así que los momentos en el mercado son estimulantes pues puede tener sus pequeñas conversaciones en las que va interactuando en esa lengua que para nosotros suena tan extraña.

Unos litros de aceite, huevos, pollo, verduras, frutas, cereales… Íbamos recorriendo los diferentes puestecitos del mercado Birmano asentado en Mae Sot, casi lo teníamos todo, nos desplazamos a la ultima de las tiendas, donde como un ritual semanal nos prepararon un te servido con un tentempié a base de judías secas. En esta tiendecita donde básicamente se especializan en arroz les gusta negociar el precio antes de finalizar la compra, es agradable pues mantienes una relación estrecha con los dueños y poco a poco vas intimando. Los niños se quedaron encantados cuando vieron que la dependienta les regalaba unos “tetrabricks” de un Yogourt de frutas. Estábamos listos para visitar el “Chicken school”.

Día de examen

Estudiante en la Escuela del Km42–          Que raro. están más silenciosos que de costumbre, normalmente en cuanto nos oyen nos reciben y ya los tienes saltando a tu alrededor.- Marc estaba asombrado.

Los niños estaban realizando un examen, por ello el silencio.  De todas formas nuestra llegada contribuyó a desconcentrarlos un poco, las miradas de reojo y sonrisas picaras eran constantes. Unos ojos enormes, llenos de energía, resaltaban en esas caras hermosas. El respeto al adulto era fascinante, al pasar por nuestro lado sus cuerpitos se inclinaban. Habíamos llegado prácticamente a la hora de comer. Normalmente están acostumbrados a visitas de extranjeros que realizan trabajos de voluntariado en la escuela, dando clase de ingles o colaborando de diferentes formas. Ahora bien, nunca habían tenido una visita de una familia con niños, así que Ishi y Noa eran la novedad.

Uno de los jóvenes profesores nos invitó a la clase de los más pequeños. A Marc se le subían al regazo y poco a poco ya estábamos rodeados de toda la clase que danzaba a nuestro alrededor. El profesor les animó para que cantasen un repertorio de lo más variado. Es una gozada cuando te ves envuelta de esa felicidad infantil, a pesar de las dificultades de sus familias, en el colegio se les da educación y comida, hace falta trabajar junto con los padres, pues muchas de las familias no ven lo necesario que es la educación, les llevan pues saben que allí están bien alimentados y atendidos, pero en ocasiones esos niños en cuanto tienen una edad mínima son llevados  a las plantaciones para  ayudarles en su trabajo de cultivo y ganarse su sustento diario.

Niños meditando en la "Chicken School"El profesor se sentó en el suelo en posición de loto, fue un momento especial, cada uno de ellos se fue relajando, manos juntas, escuchando el mantra que emitía el joven, alguno de los mas pequeños se les cerraban los ojos y terminaban durmiendo, cabeceando hacia el hombro del compañero. El olor de la comida se hacia mas intenso, las mesas estaban preparándose por los de más edad. Ishi y Noa colaboraron en el reparto de platos, mientras otro grupo de niños preparaba los cepillos con la pasta de dientes en una mesa para que estuviesen listos tras la comida. La disciplina entre tantos niños era necesaria para que todo fuese funcionando con su sentido.

–          Ahora que ya conocéis la escuela, ¿Queréis ir otro día a realizar alguna actividad en el “Chicken School”, algo que les queráis enseñar y que penséis que les pueda gustar?.- Les pregunto Marc de regreso al hotel.

Compramos unas páginas de colores y unos globos. Ese día, si que nos esperaban con los brazos abiertos y las sonrisas contagiosas. Noa e Ishi estaban inquietos, estaban impacientes por realizar las actividades. Ishi se hizo un lio al intentar mostrarles como hacer un avión de papel, todos los críos se pusieron en círculo, Noa fue repartiendo una hoja por niño.

–          Ahora doblamos el papel así, y ahora asa, y ahora……- No era tan fácil como pensábamos, pero estaba siendo la mar de entretenido. Poco a poco cada uno de ellos doblaba el papel consiguiendo su avión, algunas lenguas salían de las bocas mordiéndosela con la punta con los dientes en esa dificultad de conseguir un nuevo paso.

–          Fuuuussssss, scruñch…– Los aviones desfilaban de las manos volando de un lado para otro del círculo. Las caras de alegría ya te dejaban satisfecha para el resto del día.

Le tocaba el turno a Noa, a quien le fascina doblar los papeles y cortar dando formas diferentes al papel. El momento mágico es cuando lo vuelves a abrir y encuentras un folio transformado con un sinfín de agujeros de formas asombrosas. La “Seyamá”, “pequeña profesora”, como la llamaron, iba dando las instrucciones en un lenguaje corporal que nos hacia reir, entre tímida y segura iba conversando en castellano, dando cada una de las indicaciones. Luego se iba acercando a cada niño asegurándose que seguían los pasos. Se puso contentísima cuando la aplaudieron al finalizar la actividad. Era el momento de hinchar los globos de colores y dejarles jugar con libertad. Fue un día estupendo.

Erase una vez una barraca de curas transformada en clínica

Llegamos cerca de la frontera Birmana, giramos y aparcamos el coche en un lugar en lo que todo era pura actividad. Marc nos presentó a Albert, un arquitecto de Barcelona que trabaja colaborando en la clínica, y nos fue explicando en su paseo como la Dra. Cynthia, fundadora de la clínica, transformó una pequeña barraca en lo que hoy es “Mae Tao Clínic”. La historia y la fuerza de esta luchadora incansable son fascinantes.

 “The Mae Tao Clinic has gone from being a simple, one-roomed building with only a rice cooker to sterilize instruments, to a large and organized Clinic providing healthcare to over 150.000 displaced people per year”
“El Mae Tao Clinic ha pasado de ser un edificio de una simple habitación con una olla de cocer arroz utilizada como esterilizador de instrumentos, a una Clínica amplia y organizada que proporciona la asistencia médica a más de 150.000 desplazados por año”

www.maetaoclinic.org

Niño con su hermanito en la Mae Tao ClinicLa clínica da accesibilidad y asistencia médica de calidad a los desplazados birmanos a lo largo de la frontera birmano-tailandesa. Durante el recorrido todo era un fluir de acontecimientos ligado a la salud de los birmanos. Un niño esperando a sus padres, con un bebe recién nacido en sus brazos, el pie todavía pintado con la tinta que utilizan para poner su huella en el certificado de nacimiento. Una mujer joven, de la mano del brazo del hombre, aun dolorida tras el parto.

Una sala de espera llena de niños, unos llorosos, otros con mocos, enfebrados, en los brazos de sus madres. Los sanitarios moviéndose de un lado para otro en un recorrido incierto, dando las instrucciones pertinentes. Una mujer con una escoba limpiando una de las salas. Un pabellón seguido de otro, en sus diferentes secciones. Ajetreo, movimiento, trabajo por doquier, sonrisas, griterío, conversaciones, batas blancas, enfermos, sanitarios, no sanitarios, una lucha por la vida…

Experiencias desde el Km 42

Mural en la Escuela del Km42“El colegio “km 42”  ha sido construido por Colabora Birmania. En él estudian 400 niños y niñas birmanos. Junto a otra organización local, cubrimos todos los gastos de escolarización junto a otra ONG y ofrecemos una comida completa diaria a todos sus alumnos. De esta manera evitamos que los niños tengan que trabajar para ganarse su propio sustento.”

Colabora Birmania ONG en Tailandia                        www.colaborabirmania.org

El día había empezado un tanto desangelado, las nubes de un color grisáceo, el coche no quería seguir subiendo la cuesta, el motor empezó a calentarse y revolucionado como estaba tuvimos que parar a mitad de camino de la escuela del Km 42, donde nos esperaba dos días llenos de sorpresas. Empezaba a llover, descendimos del coche y nos enfundamos en nuestros chubasqueros. A los cinco minutos un coche paraba para ayudarnos a ascender la empinada cuesta, lo ataron con una gran cadena de hierro, pusieron primera y remolcando a la pickup, conseguimos llegar a la cima. Tras ese pequeño descanso y sin tanta cuesta por delante el coche decidió seguir camino consiguiendo llegar a la escuela donde un sinfín de sonrisas llenas de energía sabia de nuestra llegada. Rebeca trabaja como voluntaria en el Km 42 dando clases a los niños, al igual que a Marc le adoran, y a la que aparece en escena todo adopta un cariz diferente, saben que la actividad y la hora de clase esta a punto de iniciar. Les tranquiliza con canciones haciéndoles bajar el tono de sus voces, pues son muchos por aula y algo hay que idear, sino es todo una locura.

Profesor contando el cuento de Caperucita en birmano

Niños escuchando el cuento de Caperucita

L@s profesor@s birmanos, la mayoría jóvenes y motivados pueden hacer maravillas, teniendo en cuenta los escasos recursos materiales con que cuentan, el calor que hace en las aulas, el número de alumnos por profesor, la dificultad añadida de las realidades familiares que viven o han vivido. La imagen que transmitían estaba llena de magia, un baile en el que danzan de los más pequeños a los más adolescentes, desde la cocinera que da sabor a los guisos, al tendero que pidió tener una pequeña tiendecita a su vera…. Desde el albañil que puso la primera piedra a ese nuevo comedor, a los padres que batallan a diario con el sol trabajando en los campos ganándose el sustento de la familia… Bailan y danzan al son de una música que crean a diario entre profesores y alumnos. Un director que lucha por llevar todo adelante, esa ayuda externa de las dos ONG que en sus ideales colaboran a que un proyecto se haga realidad. Los sonidos grabes de las dificultades que encuentran en el camino, momentos de crisis en que parece que la ayuda externa esta disminuyendo, hay que buscar más fondos, conseguir multiplicar por tres kilos el kilo de pollo, por tres el de arroz, por tres el número de profesores, por tres esa motivación que consigue sonrisas y felicidad en esas caras infantiles llenas de ilusión por aprender mas y mejor.

–          “Choco choco lala, choco choco tete, choco laa, choco te, chocolate”.– Las palmas en sus posiciones diferentes iban sonando al ritmo del son del chocolate, de esta forma los niños trabajando con su psicomotricidad, despertaban sus sentidos.

Alegría entre niños Birmanos

Ishi & Marc en Moto en Mae SotMarc es un amigo de mis papas, lo conozco desde  hace mucho tiempo, antes de empezar nuestro viaje. Es muy simpático. Un día fuimos a la escuela donde trabaja Marc y nos íbamos a quedar a dormir. Nos quedamos tirados en una subida, pues el coche se calentó, pero otro coche nos ayudo a subir y después ya se soluciono el problema del calentón. Al llegar  nos presentó  a las profesoras y nos enseñó  las clases, las habitaciones donde nos íbamos a quedar a dormir. Era la hora de comer y todo olía a pollo y arroz, yo tenía muchísima hambre y el pollo estaba delicioso. Después de comer jugué con los niños al bádminton y entonces nos encontramos una mantis y nos pusimos a jugar con ella, pero entonces se fue a un árbol, Le empezamos a tirar piedras, pero seguía en el árbol, entonces se nos ocurrió coger los tirachinas y la matamos a tirachinazos, fuimos un poco brutos. Luego nos fuimos a practicar puntería y después toco la campana e hicimos clase en Birmano, pues la escuela es de niños Birmanos. Se hizo de noche y yo me fui con mis amigos al comedor del colegio donde escalamos por las barandillas del tejado me enseñaron y cogimos toda clase de insectos, arañas, bichos voladores y todo tipo de animales escondidos entre las barandillas del tejado de la escuela.
Ishi con los niños de las Escuela del Km42Hay demasiadas diferencias entre mi escuela y la de Mae Sot, una es que en este país hace tanto calor, que las aulas son abiertas y puedes escuchar todas las clases, otra es que hay niños que viven en la escuela, son niños Birmanos, algunos son huérfanos, la escuela es grande y vienen mas de 400 alumnos cada día. Noa y yo con los niños nos comunicábamos con gestos.
Un día aita dio clase de matemáticas, hicimos los cuadrados mágicos, yo les enseñé juegos tradicionales en español y ellos me enseñaron otros juegos típicos de su país.
Una vez pusimos pintura, bueno agua con barro en nuestras manos y dibujamos el mundo y pusimos nuestras manos en el papel, mostrando como estamos dando la vuelta al mundo. También Rebeca les enseño una bola del mundo, canciones españolas y nos mostro donde esta España y donde esta Myanmar (Birmania). Fue muy divertido quedarnos a dormir en la escuela, Dormimos en la escuela con edredón y nos cubría una gran mosquitera, se oían muchos ruidos durante la noche.
                                                                                                Ishi Cabello Iglesias

           

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2 respuestas a Reencuentros varios en Tailandia

  1. Ester dijo:

    Enhorabuena por la labor que realizáis en la ONG Colabora Birmania , impresionante proyecto.
    Familia seguir disfrutando del viaje…Ishi…guardate el tirachinas para los «malos»…pobre mantis…snif,snif…Un abrazo para todos.

    • Fue una experiencia fantástica y disfrutamos muchísimo compartiendo esos días con Marc, los miembros de Colabora , el chicken school, los críos y profesores del Km 42 ,la esencia de Mae Sot. Seguro en algún momento repetiremos. Ver a Ishi y Noa integrados en esa efervescencia infantil fue de lo mas emocionante. No se quien aprende mas…..;)
      Un abrazo Ester es un placer saber de ti. Ishi me dice que tiene en cuenta lo de la mantis para otra ocasión 🙂
      La familia trotamundos en sintonía.

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