Viaje a Nueva York, una odisea “especial”

Partíamos rumbo a Nueva York vía Dusseldorf con la compañía Airberlin. El gran día ha llegado. Estamos nerviosos y ansiosos por comenzar este que será un gran viaje familiar y del que esperamos aprender grandes cosas, y que les sirva, sobre todo, a Ishi y a Noa para conocer otras realidades que les hará crecer como personas con respeto al prójimo, quien quiera que este sea.

Hemos madrugado, sin apenas haber dormido ya que el día de ayer fue muy intenso y largo. El avión rumbo a Dusseldorf sale a las 8:45, así que tendremos que estar en el aeropuerto unas 2 horas antes para evitar imprevistos. Eso significa que tendremos que levantarnos a las 5 de la mañana, tan solo 3 horas después de habernos acostado, ya que desde Santa María de Palautordera, población en la que residimos, al Aeropuerto de Barcelona tenemos cerca de 1 hora de viaje en coche. Nos llevara Mari Carmen, la madre de Diana, que ha pasado la noche en casa para poder acompañarnos.

Llegamos al aeropuerto según lo previsto, a eso de las 6:45, y tras una despedida rápida de Mari Carmen, para evitar los sinsabores de la despedida del último momento nos dirigimos al mostrador de facturación…..y es aquí donde comienza nuestra pesadilla, que se prolongara por varias horas.

Tras presentar los pasaportes y el ESTA (autorización del gobierno americano para entrar en su país), el chico que nos atiende detrás del mostrador nos pide el billete que demuestre nuestra salida de EEUU. Obviamente y teniendo en cuenta que estamos en el inicio de una vuelta al mundo, tan solo hemos comprado un billete de ida. Le decimos que desconocíamos esa norma y que al requerir el ESTA en ningún momento se nos indico ninguna obligación de presentar billete de regreso. Ante la negativa a dejarnos facturar sin un billete que demuestre nuestra salida de EEUU, procedo a comprar vía internet un billete de tren desde Buffalo (USA) hasta Toronto (Canada) para el día 15 de Julio tal y como teníamos previsto. Mientras estoy haciendo esta gestión, cerca de una de las cafeterías del aeropuerto, el supervisor de Airberlin en el Aeropuerto de Barcelona, se ha puesto en contacto con la central en Berlín para exponerles nuestro caso, y cuando llego con el billete de tren electrónico, Buffalo-Toronto, nos dicen que no sirve la salida a Canadá, sino que según les han comunicado desde Berlín, hemos de mostrar un billete de salida fuera de EEUU, Canadá, México y el Caribe. No nos lo podemos creer, e intentamos negociar con el supervisor, el cual insiste que él no tiene potestad para darnos el visto bueno, sino seguimos las indicaciones marcadas por Berlín. A todo esto, son las 7:50, y se acerca la hora de cierre del vuelo…así que no nos queda otra que tomar decisiones rápido. Pedimos la posibilidad de comprar un billete de avión en las oficinas de Airberlin, pero esto no es posible ya que no operan ninguna ruta que nos sirva para nuestro cometido. La última opción que nos queda es comparar un billete de avión, vía internet, el cual finalmente tendrá como itinerario México DF – Guatemala City. El primer intento, no funciona, ya que no reconoce los datos de mi VISA, a pesar de que son correctos,….al parecer Murphy y su ley, nos rondan. Segundo intento, con la misma VISA, y tampoco….por lo que el nivel de taquicardia empieza a incrementarse de forma exponencial, a pesar de que el chico del mostrador se muestra comprensible y nos insiste de forma continuada, que aun tenemos tiempo antes de que cierren el vuelo. Tercer intento, esta vez con otra tarjeta VISA, y ……bingo!!! Esta vez ha funcionado. Mostramos el número de reserva a una empleada de Airberlin, que toma los datos en un papel, y da el visto bueno para que nos emitan las tarjetas de embarque. Finalmente, ponemos rumbo a Dusseldorf, para intermedia en nuestro viaje a Nueva York. No nos podemos creer lo que nos ha pasado. Con toda la preparación que hemos efectuado para este viaje, y por un tema burocrático, desde nuestro punto de vista arbitrario, hemos estado a punto de quedarnos en tierra.

Cuando llegamos a la puerta de embarque, tras pedir ir pidiendo permiso en la cola del control de seguridad, para poder pasar rápido y no perder el avión, resulta que va con un poco de retraso y aun tenemos tiempo de relajarnos un poco en la sala de espera.

El vuelo, a pesar de su retraso en el despegue, llega en hora. Tenemos hora y media antes del siguiente vuelo que nos llevara a nuestro destino, Nueva York.

Finalmente llaman para el embarque, pero vista la cola que se ha formado, decidimos esperar sentados hasta el último momento. Presentamos las tarjetas de embarque que nos han facilitado en Barcelona y los pasaportes y…..de nuevo, el señor Murphy se cruza en nuestro camino. La azafata de Airberlin, nos pregunta si volamos con el permiso ESTA, a lo cual contestamos afirmativamente. Con cara de pocos amigos y de forma poco correcta, nos dice que con el ESTA, necesitamos presentar el vuelo de regreso de EEUU. Le explicamos el proceso llevado acabo en Barcelona antes de nuestra partida, e insiste en que no podemos volar, remitiéndonos a otra compañera suya en los mostradores. Volvemos a explicar, los pasos seguidos en Barcelona, según indicaciones de la central de Airberlin en Berlín. Pero nada de nada, insisten en que siempre tienen problemas con Barcelona, y que con el billete que tenemos México DF – Guatemala City, no nos dejan volar. Nuestro nivel de nerviosismo empieza a ser de “preinfarto”, ya que vemos como la azafata primera, hace indicaciones para que saquen nuestras maletas del avión, imprimiendo un documento y entregándoselo al responsable de la bodega del avión. Nosotros seguimos insistiendo con la otra azafata, ahora ya con caras de absoluta preocupación, y porque no decirlo, con alguna que otra lagrima de impotencia ante tanto infortunio. La azafata rubia, en cambio se muestra colaboradora y sigue haciendo llamadas con el fin de intentar solucionar el percance, y cuando ya veíamos que lo teníamos todo perdido y que nos quedábamos en tierra, nos hacen una señal de OK con los dedos, y nos dejan embarcar. La rabia se convierte en alivio y las lágrimas dan paso a una sensación de alegría que no se nos olvidará en la vida.

Cuando entramos en el avión, el cual se ha demorado algo debido al percance, tenemos la sensación de ser observados por todas aquellas personas que han visto el inicio del incidente…

Pero poco nos importan tantos ojos sobre nosotros….ya que el resultado de nuestras demandas y suplicas ha sido satisfactorio, que es realmente lo que a nosotros nos importa.

Ahora tenemos unas 8 horas de avión en las cuales no pararemos de pensar, si no habrá 2 sin 3 y nos volveremos a encontrarnos con problemas en la aduana de Nueva York. En nuestra cabeza estamos convencidos de que en Nueva York no tendremos problemas, ya que creemos que todo lo que ha pasado tanto en Barcelona como en Berlín, se debe a la incompetencia y arbitrariedad de las diferentes personas con las que nos hemos encontrado. Pero claro, la duda definitiva no se nos irá hasta que no nos veamos enfrente de las autoridades aduaneras en el aeropuerto JFK de Nueva York.

15:30, hora de Nueva York, aterrizamos según el horario previsto. De nuevo empieza la intranquilidad que se va traduciendo en un aumento progresivo de la taquicardia. En la cola de aduanas, hay unas pantallas que van indicando en inglés, francés y castellano, las normas que hemos de cumplir para entrar en suelo americano y como hemos de proceder enfrente del oficial de aduanas que nos toque. Básicamente hablan del permiso ESTA y de los pasaportes. El oficial de aduanas podrá hacernos preguntas diversas mientras nos toma las huellas dactilares y una foto, tales como: duración de nuestra estancia en EEUU, motivo de la visita, lugar de alojamiento,…etc. Según esas indicaciones estamos tranquilos, ya que no tenemos motivos para pensar que nos vayan a denegar la entrada, pero…poco antes de que nos toque nuestro turno, uno de los oficiales se retira hacia las oficinas con una familia española. Rezamos para que no nos toque ese oficial, sino su compañera que se encuentra en el mostrador adjunto. Tenemos suerte, y nos toca la oficial que parece mucho más agradable y dicharachera…y así nos lo demuestra mientras nos va pidiendo que vayamos poniendo nuestros dedos en la máquina de huellas dactilares. Entre sonrisas y bromas con Ishi y Noa, vemos como dicha oficial nos va a permitir finalmente nuestro objetivo, llegar a Nueva York. Lo hemos conseguido!!!!!, hemos pasado la aduana y nos vamos a por nuestras maletas. Han sido unas horas interminables y llenas de incertidumbre, frustración, rabia, lágrimas, impotencia,..y un largo etcétera, pero aquí estamos, en la “Gran Manzana” dispuestos a iniciar nuestro periplo por el mundo.

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4 respuestas a Viaje a Nueva York, una odisea “especial”

  1. Marc dijo:

    Tela con la odisea…seguro que ahora ya os reís de todo eso! Un abrazo!

  2. Marta (la senyu del Matagalls) dijo:

    Una de las muchas anécdotas que podréis ir explicando, aunque espero que las otras sean más divertidas y alegres para vosotros. Animo y a disfrutar!!! Un beso para los peques!

  3. Juan dijo:

    Cuando uno vuela poco y para colmo desconoce esos entresijos casi ocultos para los profanos, nos sentimos como «Paco Martinez Soria con su anelada maleta».

  4. Z dijo:

    Que odisea!!! Continuen disfrutando!!! Si vuelven a Nueva York no dejen de usar nyenfamilia.com, vivimos en Nueva York desde hace 15 anios y escribimos nuestros secretos…

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